CUANDO TE LEVANTES POR LA MAÑANA, PIENSA EN EL PRECIOSO PRIVILEGIO QUE ES ESTAR VIVO, RESPIRAR, PENSAR, DISFRUTAR Y AMAR.

MARCO AURELIO

¿Eres una persona madrugadora? Puede haber una verdadera división entre las personas a las que les encantan las mañanas y las que se agobian hasta el mediodía. Para muchos, la belleza y la tranquilidad de un amanecer suave y dorado, acompañado de una cacofonía de cantos de pájaros que llenan el aire de dulzura y confort, es el comienzo ideal del día. Para otros, un día no comienza sin la gracia sagrada de una taza de café humeante, preparada con ojos cansados y en silencio intencionado. Nos gusten o no, cada mañana tenemos la oportunidad de empezar de nuevo. Aún no se han cometido errores, aún no se han puesto a prueba las ideas y nadie sabe exactamente cómo va a resultar el día. Es emocionante si lo permitimos.

Como cristianos, estamos familiarizados con esa idea de los nuevos comienzos. Nuestras Escrituras están llenas de referencias a la mañana, utilizando este acontecimiento tangible y cotidiano para ilustrar el alivio y la renovación que los cristianos creen que ofrece la presencia de Dios. El libro de las Lamentaciones recuerda a los lectores que «la misericordia del Señor no cesa; las misericordias de Dios no tienen fin; son nuevas cada mañana». Los Salmos ilustran poéticamente muchas veces que Dios llega con el alba y la mañana, especialmente en tiempos de angustia y para quienes buscan refugio.

Las mañanas, especialmente a la primera hora, bullen de potencial. El Domingo de Resurrección es el momento en que los cristianos recordamos la extraordinaria resurrección de Jesús, que ha marcado la historia. Vemos en los cuatro Evangelios que el amanecer es un símbolo importante y una realidad de la presencia de Cristo resucitado, que trae nueva vida, esperanza y alegría con la salida del sol y el nuevo día. La salida del sol simboliza el triunfo de la luz sobre las tinieblas. Significa un nuevo comienzo para todos. Un nuevo día puede estar lleno de oportunidades para el perdón, la celebración y la esperanza.

Cada día se nos brinda la oportunidad de empezar de nuevo, de soñar, de inspirar, de reimaginar y de crear un cambio. Una oportunidad de reparar fracturas y de ser audaces y creativos en nuestra forma de vivir y trabajar. Para eso vivimos y para eso trabajamos cuando nos esforzamos por crear un cambio social en el mundo que nos rodea.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

• ¿Qué te hace levantarte cada mañana?
• ¿Cómo se hace presente Jesús en las experiencias cotidianas de tu vida?

De: Firewood for the soul, vol. 2, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill y James Hodge.