‘‘La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos’’
Os 8, 4-7. 11. 13; Sal 113; Mt 9, 32-38.
Ya lo había anunciado el anciano Simeón cuando el niño fue presentado en el templo: “Será signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones”.
Ante la cura del mudo endemoniado, unos se llenan de asombro, miran lo que nunca habían visto; otros en cambio, no ven más que obras del mismo demonio.
Los más sencillos entienden que es el Mesías, porque sólo Él podría hacer oír a los sordos y hablar a los mudos, como signos de los tiempos mesiánicos.
Somos invitados por Jesús a orar para que el Padre envíe misioneros a la Iglesia, misioneros generosos al estilo del Hijo de Dios y de san Francisco Regis Clet, mártir en China, que durante treinta años anunció el Evangelio, y fue estrangulado en 1830.
Señor Jesús, ayúdame a ser testigo de tu amor y signo de tu reino, especialmente con los pobres. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Rosendo Martínez Flores C.M.
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