“El que quiera ser importante entre ustedes, que sea su servidor…”
1 Pe 1, 18-25; Sal 147; Mc 10, 32-45.
Estamos en la segunda parte del evangelio de san Marcos. El Señor toma el camino hacia Jerusalén, camino de anuncio y preparación hacia su misterio pascual: Pasión, Muerte y Resurrección, y es seguido por sus discípulos. Todo esto provoca en ellos admiración y temor; no logran entender del todo lo dicho por el Señor, de que será entregado a una muerte ignominiosa (tan vergonzosa e indigna), pero que al tercer día resucitará.
Y en este contexto de no entendimiento, se constata la petición que los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, hacen a Jesús: “¡Concédenos sentarnos…!”. Su respuesta es: “¡No saben lo que piden…!”. Todo esto arma una trifulca entre los discípulos –peleando quién era el más importante de ellos– que desemboca en la enseñanza del Maestro: Entre ellos no pueden ser las cosas como en el mundo, ellos tienen que cambiar sus criterios por los del evangelio.
La invitación es a buscar ser el primero haciéndose el servidor de los demás, como Jesús mismo, que vino no a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Carlos Reyes Mendoza C.M.
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