“Yo soy el buen pastor“
Hech 4, 8-11; Sal 117; 1 Jn 3, 1-2; Jn 10, 11-18.
El cuarto domingo de Pascua toda la Iglesia ora por las vocaciones sacerdotales, misioneras y religiosas. Jesús hoy se presenta como el Buen Pastor, aquel que está dispuesto a sacrificarse por los que ama. El oficio de pastor en tiempos de Jesús era un oficio para los pobres, mientras que muchos aspiraban a los grandes oficios como, por ejemplo, servir en el templo de Jerusalén, Jesús hoy nos dice que frente al sacerdocio ritual del templo él se presenta con un nuevo sacerdocio, el sacerdocio del buen pastor que camina en medio de sus ovejas, que sufre y llora por ellas, hasta dar su vida por el rebaño.
En esta jornada de oración por las vocaciones sacerdotales no solo oremos a Dios por más sacerdotes, seamos colaboradores de los que ya hay y fomentemos las vocaciones; a los niños les inculcamos las profesiones más exitosas del momento, pero pocas veces les hablamos de la vocación sacerdotal o religiosa.
Fomentemos las vocaciones sacerdotales no como algo triste y solitario sino como una vocación que da plenitud y felicidad. Oremos por nuestros sacerdotes, invitémoslos a nuestras casas, saludémoslos cordialmente, preocupémonos por su salud física y espiritual.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Iván Pech May C.M.
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