‘‘¿Por qué lloras?’’
Hech 2, 36-41; Sal 32; Jn 20, 11-18.
Hoy leemos el evangelio de san Juan. A diferencia de san Mateo, Juan nos da más detalles del encuentro entre Jesús y las mujeres que van al sepulcro; sin embargo, a pesar de ser otro el narrador, el mensaje es el mismo: La tristeza por la muerte de Jesús ha de dejar lugar a la alegría por su resurrección.
La muerte causa un dolor tan profundo que no nos permite ver y pensar con claridad, sin embargo, para el creyente católico la muerte no es el final, muy por el contrario, es el principio de la aventura más extraordinaria, la aventura del encuentro con el más grande amor. Es por ello que María Magdalena, al contemplar a Jesús resucitado quiere aferrarse a él, así como nosotros nos aferramos a los momentos felices de este mundo; pero cabe destacar que la felicidad de este mundo es pasajera, la felicidad plena se dará en la contemplación definitiva de Dios, para ello, es necesario despejar el corazón del dolor y la tristeza para dar paso a la luz de la vida eterna.
No dejemos que los momentos difíciles nos aparten de la contemplación del Dios de la vida que viene a darnos alegría en medio de la tristeza de este mundo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Iván Pech May C.M.
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