‘‘Mi Padre trabaja y yo también trabajo’’
Is 49, 8-15; Sal 144; Jn 5, 17-30.
Existen imágenes cotidianas en las que no ponemos mucha atención, como es el bordado que ejecutan abuelitas, madres y hermanas en tantos hogares nuestros y que, por ser tan cotidiano, no reparamos en ello. Esta actividad requiere de concentración y mucho trabajo, y al final estamos frente a una obra magnifica. Es un trabajo que a tantas mujeres les ha permitido ganar el pan para la familia.
San Juan va narrando en este texto como Dios Padre y Dios Hijo han trabajado en esta obra llamada Salvación. Bordando en el tiempo; por medio de acontecimientos y con la colaboración de hombres y mujeres que han escuchado y respondido con su trabajo a la obra del Creador, que tiene como culmen la aparición del Hombre Nuevo. Dios nos ha entregado este mundo para que con sabiduría sepamos embellecerlo en lugar de destruirlo.
Señor Jesús, no permitas que viva mi vida por mi cuenta. Ilumina mi oración para que tu gracia aumente mi fe, mi esperanza y mi caridad. No quiero terminar esta cuaresma con las mismas mediocridades que me alejan del amor. Jesús, ayúdame a ser dócil y a vivir de acuerdo a tu mandamiento del amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús de Luna C.M.
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