Ucrania, dos años después: podríamos hacer mucho más por las personas sin hogar

por | Mar 4, 2024 | Conflicto en Ucrania, Noticias | 0 comentarios

La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, que comenzó hace dos años, es un evento que ha transformado el mundo. Por desgracia, nuestros colegas ucranianos nos cuentan cada día que la situación sobre el terreno es más grave que nunca.

La guerra en Ucrania y otros conflictos en todo el mundo son una de las causas mundiales más apremiantes de la falta de vivienda.

Los datos de la ONU muestran que el 85% de la población total de Gaza —1,9 millones de civiles— ha sido desplazada a la fuerza desde el comienzo de la guerra.

En Irak, la guerra de 2003 hizo que millones de personas emigraran a distintas ciudades en busca de seguridad, donde se han visto instaladas en refugios improvisados durante años.

En Ucrania hay casi 3,7 millones de desplazados internos y, tras la gran destrucción de edificios, los datos de Depaul International muestran que dos tercios de las personas encuestadas viven en alojamientos inadecuados.

En los últimos 35 años he trabajado en todo el mundo ayudando a personas desplazadas por catástrofes naturales, guerras y conflictos.

Sé que detrás de estas estadísticas sobrecogedoras hay personas valientes que dejan atrás todo lo que conocen y aman —hogares, carreras, parientes y amigos— sin saber si volverán algún día.

En Mogadiscio (Somalia) conocí a una madre desplazada que se refugiaba bajo lonas de plástico con sus dos hijos, aterrorizada ante la posibilidad de que la sacaran de su improvisado hogar y se quedara de nuevo sin hogar. El recuerdo de esta imagen vivirá conmigo para siempre.

Después de trabajar en Ucrania durante la guerra de 2014 y en el período posterior, nuestros equipos saben de primera mano cómo la falta de vivienda provocada por el conflicto puede durar mucho más allá del final de los combates.

No solo se debe a la destrucción de edificios. Las causas más profundas, como la ruptura de las redes de apoyo, los traumas del pasado, la mala salud mental, el consumo de sustancias para hacer frente a la situación y los problemas económicos que provocan la pérdida del empleo, son fundamentalmente las mismas dondequiera que uno se encuentre, pero son endémicas en las zonas de conflicto y para quienes han huido.

Aunque debemos asegurarnos de que la ayuda humanitaria llega a quienes la necesitan y de que se reparan las casas tras los bombardeos, no va a ser suficiente para mantener a la población fuera de las calles a largo plazo. Al igual que ocurre en otros países europeos en los que opera Depaul, para ayudar a las personas a hacer frente a estas causas profundas se requiere apoyo especializado.

Los veteranos de guerra de todo el mundo se encuentran entre los grupos de mayor riesgo y hace poco conocí en Ucrania a varios hombres de distintas edades que habían luchado en las guerras de Chechenia, Afganistán y ahora Ucrania.

Todos me contaron acerca de la pérdida de sus familias y hogares y del impacto destructivo de las drogas y el alcohol cuando intentan superar el trauma.

Las comunidades ucranianas ya están empezando a solicitar apoyo psicológico para los hombres que reciben el alta, y sabemos lo importante que será, ya que muchos de los que acceden a nuestros servicios para dormir en la calle son veteranos de conflictos anteriores a 2022.

A semejanza de los servicios que prestamos en Irlanda y Eslovaquia, hemos abierto el primer refugio de este tipo en Odesa, que permite recibir ayuda a quienes se encuentran bajo los efectos del alcohol u otras sustancias.

Estamos reparando casas en Kharkiv, tras los atentados de enero, pero al mismo tiempo tenemos equipos móviles de terapeutas que se desplazan a los mismos pueblos para ayudar a las familias a empezar a procesar su trauma.

A escala mundial, el panorama es desolador. Los últimos datos muestran un aumento en todos los países que registran datos, excepto en dos.

El año pasado, la Federación Europea de Organizaciones Nacionales que Trabajan con los Sin Techo, Feantsa, señaló que casi un millón de personas se encontraban sin hogar una noche cualquiera en toda Europa.

Es un hecho que el problema de los sin techo tiene solución. Sin embargo, a pesar de los claros impulsores y tendencias globales que se repiten una y otra vez más allá de las fronteras, sigue siendo el problema social más acuciante sin un reconocimiento, coordinación o financiación internacionales significativos.

No se hace referencia a él en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, a pesar de que países como Finlandia han demostrado que tiene solución, actualmente no existe ningún requerimiento internacional para que los países sigan su ejemplo.

Para empezar a abordar el impacto de las guerras en el aumento del sinhogarismo en Europa y en el mundo, no sólo necesitamos servicios especializados para las personas sin hogar, sino que, como problema, se necesita el reconocimiento político internacional, la coordinación de las políticas y programas que funcionan y, lo que es más importante, una inversión continua.

El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria nos demostró lo que se puede conseguir cuando la comunidad mundial se une de verdad en torno a un problema solucionable.

Aunque la erradicación de la malaria o el VIH/SIDA y la erradicación de los sin techo no son lo mismo, los sin techo son un problema igualmente solucionable. En un mundo cada vez más volátil, su solución es cada vez más urgente.

Matthew Carter OBE, Director General del Grupo Depaul International.
Fuente: https://int.depaulcharity.org/
Publicado por primera vez en Euronews.

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