¡Arrancamos el año nuevo en St. Louis, Missouri! Fuimos seleccionados como delegados nacionales de la Sociedad de San Vicente de Paúl para SEEK 2024, un congreso católico para estudiantes universitarios organizado por una organización llamada FOCUS. El evento tuvo lugar en el America’s Center en St. Louis, MO. Estuvimos muy agradecidos de haber recibido una beca completa del Consejo Nacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl para representar a la Conferencia Universitaria de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SVDP) de la universidad de St. John.
Durante el congreso pudimos asistir a talleres y ponencias, así como ayudar en el stand de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SVDP). Fuimos bendecidos con esta experiencia única de compartir nuestra fe con más de 20.000 personas. Durante nuestro tiempo allí, nos conectamos con el CEO del Consejo Nacional SVDP y muchos otros representantes de todo el país. Durante el congreso, organizamos una colecta de ropa titulada «Pack for the Poor» [Paquete para los pobres]. La ropa que recogimos ayuda a familias necesitadas. El martes, SVDP organizó un taller con más de 700 participantes. Hablamos sobre SVDP, incorporamos una simulación de pobreza, y compartimos sobre el don de la gracia. En el stand de SVDP conocimos a mucha gente nueva, tuvimos diáloglos sobre la SVDP, y les animamos a participar para ganar premios de nuestro juego de sock-toss [juego de lanzamiento de calcetines]. Este evento fue una manera increíble para nosotros para dar a conocer la Sociedad de San Vicente de Paúl y permitió a la gente a contribuir a nuestra causa. Compartir esta increíble experiencia con tanta gente fue realmente un don.
Una de las experiencias que nos marcó en este congreso fue la Adoración. Este momento se compartió con miles de personas en el interior del antiguo estadio de fútbol americano donde antes jugaban los St. Louis Rams. Sarah y yo estamos acostumbrados a que la Adoración sea una experiencia íntima y silenciosa, sin embargo, esta Adoración fue todo lo contrario. Aunque el estadio estaba lleno de miles de personas, reinaba un silencio absoluto. Una procesión de sacerdotes subía y bajaba por todas las filas del estadio, asegurándose de que todo el mundo tuviera una buena vista de la custodia. Compartir esta experiencia única con tanta gente fue un auténtico regalo.
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