“Habla, Señor, que tu servidor escucha”
1 Sam 3, 1-10. 19-20; Sal 39; Mc 1, 29-39.
Samuel, consagrado a Dios por su madre, sirve en el templo junto a Elí. El Señor lo llama tres veces (siempre), pero Samuel no conocía al Señor y Elí le enseña a responder al Señor.
¿Recuerdas cuándo y cómo te diste cuenta de que Dios te llamaba? ¿Quién o quiénes en tu vida han sido como Elí para Samuel? Demos gracias a Dios por ello y por ellos o ellas el día de hoy.
Jesús inicia su vida pública, visita la casa de Simón a quien acaba de llamar y sana a su suegra. Así es, cuando Dios llama, las bendiciones se multiplican a más. Muchos empezaron a buscarlo y a llevarle a sus enfermos y endemoniados, pero Marcos nos da razón del poder de Jesús para hacer lo que hacía. Y, de madrugada, Jesús oraba.
La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre que brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre. (CIC 2564).
Enséñanos, Señor a orar como tú lo hacías.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares, Medalla Milagrosa de Monterrey.
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