Un documento impactante firmado por los obispos en las catacumbas hace 60 años

por | Dic 18, 2023 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

Me formé en los años previos al Vaticano II. No tenía ninguna expectativa especial sobre el Vaticano II cuando fui ordenado pocos meses antes de que concluyera el Concilio. El Papa Juan XXIII sí tenía expectativas respecto al Vaticano II.

Lo convocó con la esperanza de que llevara a la Iglesia a ser «la Iglesia de todos, y particularmente la Iglesia de los pobres».

Los asistentes se comprometen a una Iglesia de los pobres

Ahora, cerca del final de mis años de sacerdote, me sorprendió leer un documento que resumía los compromisos de 42 obispos que asistieron al Vaticano II.

Hicieron una peregrinación a las Catacumbas, uno de los lugares más sagrados de los primeros siglos del cristianismo. Con kilómetros de túneles, las criptas de las Catacumbas sirvieron de tumba a más de 100.000 cristianos de los primeros siglos de la Iglesia. Los participantes en el Concilio consideraron que era un lugar apropiado para comprometerse a llevar adelante la visión evangélica de san Juan XXIII. Finalmente, otros 500 asistentes al concilio también firmaron.

Me pregunto si encontraréis sus compromisos tan impactantes como yo cuando leí a qué se comprometían.

Una muestra del impacto en los asistentes al Vaticano II

Nosotros, obispos reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el Evangelio… humildemente conscientes de nuestra debilidad, pero también con toda la determinación y fuerza que Dios quiere darnos como gracia, nos comprometemos a lo siguiente:

1. Buscaremos vivir según el modo ordinario de nuestro pueblo, en cuanto a habitación, alimentación, medios de transporte y todo lo que de ello se deriva. Cf. Mt 5,3; 6,33s; 8,20.

2. Renunciamos categóricamente a la apariencia y a la realidad de las riquezas, especialmente en lo que se refiere a nuestra forma de vestir (telas ricas, colores chillones) y a los símbolos de materiales preciosos. Cf. Mc 6,9; Mt 10,9s; At 3,6.

3. No poseeremos inmuebles, bienes, cuentas bancarias, etc. a nuestro nombre; si fuera necesario tenerlos, lo pondremos todo a nombre de la diócesis, o de obras caritativas y sociales.. Cf. Mt 6,19-21; Lc 12,33s.

4. Siempre que sea posible, confiaremos la administración económica y material de nuestras diócesis a una comisión de laicos competentes, conscientes de su función apostólica, para que seamos menos administradores y más pastores y apóstoles. Cf. Mt 10,8; At. 6,1-7.

5. Rechazamos que se nos dirija, oralmente o por escrito, con nombres o títulos que signifiquen prestigio y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor…). Cf. Mt 20,25-28; 23,6-11; Jn 13,12-15.

¡Estos son sólo los cinco primeros compromisos!

Concluyen diciendo:

11) Creyendo que la colegialidad de los obispos es de la mayor importancia evangélica para hacer frente a la pesada carga de multitudes humanas en estado de miseria física, cultural y moral —dos tercios de la humanidad—, nos comprometemos:

— a contribuir, según nuestras posibilidades, en las apremiantes inversiones de los episcopados de las naciones pobres;

— a exigir que los planes de las organizaciones internacionales, pero dando testimonio del Evangelio, como hizo el papa Pablo VI ante la ONU, adopten estructuras económicas y culturales que no fabriquen más naciones proletarias en un mundo cada vez más rico, sino que permitan a las masas pobres superar su miseria.

12) Nos comprometemos a compartir, en la caridad pastoral, nuestra vida con nuestros hermanos y hermanas en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, de modo que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio para que:

— nos esforcemos de verdad en «revisar nuestra vida» con ellos; encontremos colaboradores que sean más animadores según el Espíritu, busquemos estar más humanamente presentes, más acogedores… que según las prácticas de los jefes de este mundo;

— Nos mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión. Cf. Mc 8,34s; At 6,1-7; 1Tim 3,8-10.

En pocos meses, unos 500 obispos habían firmado el compromiso.

Monseñor Bettazzi, recientemente fallecido, era el último obispo superviviente de los que prometían vivir con sencillez y cercanía a los pobres. Antes de su muerte, dijo que el papa Francisco, sin mencionarlo nunca, lleva adelante estos compromisos.

Les invito a leer y compartir sus reflexiones

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk

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