En las lecturas litúrgicas del Tiempo de Adviento, el libro de Isaías tiene un lugar prominente. Especialmente el pasaje (Is 40,1-11) en el que leemos sobre la voz que manda «clamar» al heraldo de las buenas nuevas. Es un mandato solemne anunciar las buenas nuevas de la redención a los israelitas que sufrían el cautiverio en Babilonia.

Se le dice al heraldo de las buenas nuevas que consuele a las personas afligidas y desanimadas en cautiverio con las buenas nuevas del perdón de sus transgresiones y la libertad de su esclavitud. El punto culminante de esta buena noticia es el mensaje «Aquí está tu Dios» (Is 40,9).

A las personas se les pide que respondan a estas buenas nuevas con una nueva forma de vida: «Una voz clama: «En el desierto abrid camino a Yahveh, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios. Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase lo escabroso llano, y las breñas planicie» (Is 40,3-4).

También se les recuerda que la gloria, la riqueza y el poder humanos no son valores reales en absoluto, ya que no tienen ninguna posición a los ojos de Dios: «Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo. La flor se marchita, se seca la hierba […] mas la palabra de nuestro Dios permanece por siempre» (Is 40,6-8).

Este pasaje es muy significativo y lleno de contenido durante el Tiempo de Adviento, cuando lo leemos y lo reflesionamos a la luz de la encarnación de Jesús. En Jesús, estas «buenas nuevas» se cumplen y en Él, «el heraldo de las buenas nuevas» y las «buenas nuevas» se convierten en una sola cosa. Jesús comenzó su ministerio público diciendo; «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para anuncias buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la recuperación de la vista a los ciegos, la libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor «(Lc 4,18-19). Respondámosle con una nueva forma de vivir, dando más prioridad a sus palabras.

Sobre el autor:

El P. Binoy Puthusery, C.M., es un sacerdote paúl perteneciente a la Provincia de India meridional. Fue ordenado sacerdote el 27 de diciembre de 2008 y poco después sirvió como coadjutor en Tanzania. En 2011, después de dos años de ministerio, fue nombrado Director Espiritual de las Hermanas Vicentinas de la Misericordia, en Mbinga, Tanzania. Actualmente reside en Barakaldo (España), y es formador en el Máster en Vicencianismo.