“Astucia de los hijos del mundo vs. los hijos de la luz”
Rm 15, 14-21; Sal 97; Lc 16, 1-8.
Un buen administrador de bienes es altamente codiciado en el mundo de los negocios, pues los empresarios le confían el manejo total de sus inversiones.
En este pasaje del Evangelio nos encontramos con un administrador que abusó de la confianza de su patrón y malgastó los bienes que le habían sido encargados. Al enterarse, el dueño le advierte que será despedido; entonces el mal administrador utiliza su astucia, condonando a los deudores de su patrón parte de la deuda. ¿Cuál es la finalidad de esta acción? Buscar “hacerse de amigos” a aquellos en quienes posteriormente pueda apoyarse.
El Profeta de Galilea nos dejó encomendadas sus inversiones (amor, perdón, caridad, solidaridad, inclusión, acompañamiento…) para que, con cimientos firmes, construyamos el Reino; por lo que cada día estamos invitados a tejer vínculos fraternos, para apoyarnos unos a otros. Sin embargo, no hay que desconocer la importancia que tiene el buen manejo de los recursos materiales para poder hacer buen uso de ellos. Por eso, en esta parábola, el dueño elogia al administrador quien, aunque no fue leal, supo manejar bien el dinero.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Raquel Estrada Díaz, laica colaboradora de la parroquia de La Medalla Milagrosa de Puebla, México.
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