¿Has rezado por la paz en estos días? Espero que sí. Yo sí. Al hacerlo, reflexiono sobre el significado de la palabra «paz» y lo que implica para el cristiano.
La mayoría de nosotros sabemos que la palabra hebrea «shalom» se traduce frecuentemente como «paz». Sirve tanto para saludo a la llegada como para despedida a la partida. El saludo de la firma de Pablo contiene un deseo de paz (Rom 1,7; 1 Cor 1,3; 2 Cor 1,2; Fil 1,2; etc.) y sus cartas concluyen a menudo con una palabra de paz (Rom 16,20; 2 Cor 15,11; 1 Tes 5,23; 2 Tes 3,16; etc.). En el Discurso de despedida (Jn 14-17), Jesús promete a sus discípulos el don de la paz:
La paz os dejo, mi paz os doy. (Jn 14,27)
Y, ¿recuerdas cómo saluda repetidamente a los discípulos en el Cenáculo después de la Resurrección?
«La paz esté con vosotros». (Jn 20,19.21.26).
Esta palabra «shalom» significa más que simplemente «Hola» o «Adiós». Contiene un deseo de plenitud, una esperanza de bienestar y tranquilidad, una invocación de bendición para el oyente.
Cuando el Señor resucitado se encuentra con sus seguidores aquella mañana de Pascua, éstos se habían escondido y estaban temerosos, y tal vez desamparados. Entonces aparece el Maestro y su primera palabra es de consuelo, perdón y restauración. Les desea la paz. No es de extrañar que un obispo pronuncie esta palabra de saludo al comenzar una celebración eucarística.
Cuando Moisés enseña la oración sacerdotal a Aarón como bendición para el pueblo, conduce al don de la paz.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia.
El Señor te mire con bondad y te dé la paz. (Núm 6,24-26)
La serenidad interior y la plenitud brotan de la conciencia de Aquel que es Santo. La presencia y la protección divinas aportan al pueblo una seguridad especial. Saben lo que significa la paz.
Sí, la paz es un don que uno puede experimentar en su interior. También describe la relación correcta con los demás. Pablo tiene una poderosa enseñanza sobre este punto:
Si es posible, por tu parte, vive en paz con todos. . . .
«Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;
si tiene sed, dale de beber…».
No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien. (Rom 12,18.20-21)
La Biblia ofrece muchos ejemplos de la paz que trae Dios. Se dirige al corazón de una relación con Dios:
Escucharé lo que Dios, Yahveh, tenga que decir;
ciertamente Él hablará de paz
a su pueblo y a sus fieles. (Sal 85,9)
Claramente, el concepto de «shalom» va mucho más allá de la ausencia de conflicto. Como concepto muy positivo, apunta al respeto mutuo y al deseo de plenitud.
Cuando pensamos y rezamos por la paz en nuestro mundo, hay mucho que buscar y expresar. Debemos comprometernos en la oración, la penitencia y la petición en la búsqueda de este importante valor y virtud. Shalom.
Muchas gracias por esta reflexión en estos momentos de dolor para tantas personas inocentes. Seguimos pidiendo por la paz en nuestros corazones.