¿Te has dado cuenta? María no parece envejecer.

Desde la Anunciación hasta la Piedad, su rostro no muestra signos de ser algo más que la joven adolescente imaginada por los artistas de finales de la Edad Media o del Renacimiento. (*)

Espero que se me perdone por preguntarme si tenía una «tez inmaculada».

Sin conocer el contexto, se podría perdonar que alguien de otra cultura pensara que María llevaba una vida sencilla, sin complicaciones y que lo tenía todo bajo control.

Su rostro parece estar al margen del tiempo y del desorden de la vida.

La realidad de la vida de María

Entonces caí en la cuenta de que los artistas imaginan a María y no la realidad de una mujer judía de hace muchos siglos.

Pero… ¿cómo podía tener una tez tan inmaculada?

• Pertenecía a la clase campesina. Su vida era penosa, con una triple carga de impuestos: a Roma, a Herodes el Grande y al templo.
• Las Escrituras dicen que María recorrió sola la región montañosa de Judea mientras estaba embarazada, dio a luz en un establo utilizando un comedero como cuna (como hoy los refugiados pobres utilizan cajas de cartón y otros artefactos caseros como camas improvisadas para los recién nacidos).
• Cuando una vez al año hacía un viaje a pie de cuatro o cinco días a Jerusalén, dormía en campo abierto como los demás peregrinos.
• Era una madre que vivía las pruebas ordinarias de cuidar a su marido y criar a un muchacho joven (Sí, Jesús fue una vez un muchacho joven que tuvo que crecer «… ¡En sabiduría, edad y gracia!»).
• El corazón de su madre se rompió al ver cómo los líderes religiosos de su tiempo conspiraban contra su hijo, lo acusaban injustamente, lo golpeaban sin piedad… y finalmente lo clavaban en una cruz.
• ¿Qué sintió cuando vio a un grupo de hombres confusos escondidos en un aposento alto mientras intentaban dar sentido a su desengaño?

Todas estas verdades olvidadas sobre María no aparecen en las imágenes que la mayoría de los artistas hacen de su rostro.

Las situaciones reales de la gente común de hoy

Al orar sobre su vida real, me di cuenta más claramente que nunca de su asombrosa fe.

Conocía el desorden y el estrés de la vida… era humana, una de nosotros. Su vida no era diferente de la de tantas mujeres de miles de aldeas que existen hoy en Asia, África y América Latina.

• Al igual que su Hijo, tuvo que crecer en sabiduría, edad y gracia.
• Con José, crió a Jesús en circunstancias opresivas, luchando por pagar los impuestos con los que los ricos se enriquecían a costa de los pobres.
• Como ocurre con la inmensa mayoría de las personas en la historia del mundo, la mayor parte de la difícil vida de María quedó sin registrar.

Sabiendo todo esto, me siento más cerca de ella

¿Qué había diferente en ella? Cuando Dios la llamó en lo ordinario de su vida, ella respondió con profunda fe… sin saber lo que significaría y cuánto se rompería el corazón de su madre.

Ella era una de nosotros. María vivió la vida estresada de una mujer corriente de su tiempo. No entendía, pero confiaba en su Dios en los acontecimientos ordinarios y extraordinarios de su vida.

Por eso es un modelo de fe para hoy, en medio del estrés de nuestras vidas.

Ahora entiendo mejor la respuesta de Jesús a la mujer que gritó: «Bendito el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron».

Dijo: «Más bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la cumplen».

Eso me reconforta… y me desafía en la cotidianeidad y la confusión de mi vida.

¿Nos enseña María a confiar en Dios en medio de todas nuestras angustias?

* Como excepción, véase «María – Sede de la Sabiduría» (St. John’s University – Reason 131), que muestra de cerca a una María envejecida).

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk