“La viña del Señor es la casa de Israel“
Is 5, 1-7; Sal 79; Flp 4, 6-9; Mt 21, 33-43.
Dijo San Vicente de Paul: (continuación) “… Fuimos luego a las otras aldeas que pertenecían a aquella señora por aquellos entornos y nos sucedió como en la primera.
Se reunían grandes multitudes, y Dios nos concedió su bendición por todas partes. Aquel fue el primer sermón de la misión.” (SVP XI, 700).
Hoy, domingo, día del Señor, la parábola del Evangelio va dirigida particularmente a los sacerdotes y nobles del pueblo de Israel. Ellos mismos son los labradores de la viña, es decir, los pastores del pueblo que el propietario (Dios) ha puesto a su cuidado y han liquidado a un profeta tras otro… Al final, también a Jesucristo (el mismo Hijo de Dios) lo aniquilarán, aún cuando sea “la piedra angular”.
Su preciosa sangre, vertida por aquellos “labradores homicidas”, gracias a su amor divino se ha convertido en bebida de salvación para todos nosotros.
¡Y esa Sangre la tenemos en la Santa Misa! ¡Es maravilloso lo que ha hecho el Señor por nosotros!
Que Cristo sea el centro de nuestra vida: la piedra angular de nuestra familia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca C.M.
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