En el clásico literario estadounidense, Rip Van Winkle se quedó dormido en las montañas Catskill y despertó 20 años después, habiéndose perdido la Revolución Americana.
Llevamos más de treinta años viviendo en las primeras fases de una «revolución digital». Es ahora cuando empezamos a darnos cuenta de cómo esta revolución digital está afectando a todas las facetas de nuestras vidas.
El correo electrónico y Zoom son a la vez la bendición y la maldición del proceso de despertar a una revolución digital.
En esta reflexión utilizo el «Zoom» como metáfora para abrir los ojos a diferentes formas de hacer cosas… y de servir.
Voces proféticas
No se puede decir que no estuviéramos avisados. Un documento de hace 20 años del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales vio las líneas generales antes que la mayoría de la gente. La Iglesia e Internet decía:
Internet, que está contribuyendo a realizar cambios revolucionarios en el comercio, la educación, la política, el periodismo, las relaciones entre las naciones y entre las culturas, cambios no sólo en el modo como la gente se comunica, sino también en el modo como comprende su vida.
Ese mismo año, san Juan Pablo II escribió:
Aunque la realidad virtual del ciberespacio no puede sustituir a la comunidad real e interpersonal o a la realidad encarnada de los sacramentos y la liturgia, o la proclamación inmediata y directa del Evangelio, puede complementarlas, atraer a la gente hacia una experiencia más plena de la vida de fe y enriquecer la vida religiosa de los usuarios.
Con todo nuestra actividad en Zoom apenas hemos empezado a hablar el idioma. Debemos seguir adelante para comprender la cultura.
A los misioneros se les ha dicho durante siglos que primero deben aprender la lengua de un nuevo territorio. Pero también deben comprender la cultura para hablar eficazmente a esa cultura diferente.
Perspectivas vicencianas
El ex Superior General Gregory Gay interpelaba así a los vicencianos hace más de diez años:
“… el mundo ha cambiado más deprisa de lo que la mayoría de nosotros jamás hubiéramos previsto. Internet es uno de los motores clave de este cambio…
Tengo dos preguntas que plantearos para vuestra reflexión, hermanos míos.
En primer lugar, ¿cuán diferente será el mundo dentro de sólo seis años?
Nos guste o no, la tecnología estará cada vez más presente en nuestras vidas, incluso en las de los más pobres.
En segundo lugar, ¿estaremos preparados para servir en un mundo así?
Hace unos 25 años, el Documento Final de la Asamblea General de la Congregación de la Misión de 1998 estableció clarividentemente la conexión:
Estamos entrando en una era de tecnología de la información que trae consigo formas de pobreza no reconocidas y, por tanto, aún más insidiosas. Si los pobres siguen sin tener acceso a la tecnología de la información, se verán aún más marginados y encerrados en un ciclo de pobreza.
Actualmente estamos viendo cómo se consolida una educación de dos niveles, con niños que carecen de acceso a los ordenadores o padres poco preparados para guiarlos. Sus padres se verán cada vez más atrapados en trabajos que perpetuarán el ciclo de la pobreza.
Como vicencianos, tenemos que reconocer cómo esta revolución reforzará las estructuras de pobreza ya existentes.
La pobreza informativa ESTRUCTURAL debería ser una preocupación de todos los seguidores de Vicente.
Permítanme modificar las conocidas palabras de Vicente: La Familia Vicenciana ya no es lo que era. Ni es lo que está llamada a ser.
Despertemos al impacto de la revolución digital en aquellos a quienes servimos.
Preguntas
- ¿Soy consciente de que la «revolución digital» es mucho más profunda que el mero uso del correo electrónico o el «binge-watching» [Trd.: término que hace referencia a la acción de ver varios capítulos de una misma serie de forma continuada y sin descanso]?
- ¿Soy consciente de las consecuencias a largo plazo de las dimensiones estructurales de la pobreza de información?
- ¿Me pregunto, con Vicente, «qué se debe hacer» para servir en una cultura digital?
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
Como Voluntaria Vicentina AIC MEXICO, me interpela este artículo y al ser de la 3a. edad, me cuestiono ¿Que tengo que hacer para estar a la vanguardia, para poder servir de mejor manera a los hermanos que me toca acompañar en mi caminar vicentino?