Súplica
Señor, perdóname por perderme en el laberinto de la rutina;
por dejarte esperando con los brazos abiertos y la mirada triste;
por dejarte para después, priorizar otras cosas, lastimarte y herirte
dejando mi vida y mi ser sin ti, vacío, falto de amor, hecho una ruina.
Señor, perdóname por dejar de acompañarte y no estar a tu lado
siempre con la excusa: ¡ya iré! ¡me quede dormida! ¡tengo mucho trabajo!
que rece a medias, con oraciones incompletas con el pensamiento secuestrado
dejando que la flojera y el sueño me aleje de ti, que siempre me has amado.
Señor; que mi corazón contrito se anide al tuyo
Remiéndalo, sánalo, purifícalo en suave arrullo.
Dios mío, ayúdame a mirar a través de tus ojos llenos de bondad;
amparadme, guiadme, tú eres mi amor verdadero, eres mi felicidad.
Señor, tú eres suave música que toca las fibras de mi ser y mi alma
aún en medio de la tempestad al rezar en tu altar encuentro la calma.
Señor, tu amor y misericordia es sublime con un manjar delicioso;
permíteme al rezar encontrarte, abrazarte y llenarme de gozo.
Diana Rocio Ormeño Arguedas.
Voluntariado Vicentino de Pisco/AIC, Perú.
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