“El que pierda su vida por mí, la encontrará“
Jer 20, 7-9; Sal 62; Rom 12, 1-2; Mt 16, 21-27.
Este domingo la liturgia de la Palabra nos exhorta fuertemente al discernimiento de la voluntad de Dios para una vida en plenitud.
¿Logramos distinguir lo que nutre plenamente nuestra vida de lo que simplemente nos mantiene entretenidos y ocupados, pero que, al final, sólo nos hace sentir más vacíos? El profeta Jeremías nos recuerda que querer vivir fieles a la Palabra de Dios puede causar miedo porque no siempre seremos escuchados ni entendidos, y el apóstol san Pablo nos exhorta a ser “hostias vivas”, es decir, “ofrenda” y “signo vivo” de la presencia de Dios.
Por su parte Jesucristo, en el evangelio según san Mateo, nos anima a darnos cuenta de que el camino de la cruz es el último argumento de credibilidad para el anuncio del Reino de Dios: “Aunque hayas fallado sigues siendo valioso para Mí, por ello es necesario restaurarte, para que ayudes a restaurar a otros”.
Señor, te rogamos, concédenos sabiduría para reconocer lo que tenemos que hacer, valentía para atrevernos a realizarlo y caridad para encontrarte a Ti ante cualquier decisión que asumamos. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez B., C.M.
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