“Mira a tu Rey que viene a ti justo y victorioso”
Zac 9, 9-10; Sal 144; Rom 8, 9. 11-13; Mt 11, 25-30.
La mansedumbre y la humildad como regla de vida para todo cristiano. Es fácil entender cuáles son las exigencias de vida para quien quiere seguir al Maestro, pero que difícil es al momento de querer hacerlas vida, pero posible con la gracia de Dios. Construir un sendero de coherencia es complicado, pero nunca imposible, es el Señor quien nos ofrece su ayuda para superar el cansancio, el agobio, él nos dará alivio y descanso.
San Pablo en la carta a los Romanos nos habla del desorden egoísta como actitud contraria a la respuesta cristiana, pero nuevamente poniendo delante de nosotros una realidad concreta unida a Cristo, Es Espíritu de Dios que nos dará lo necesario para poder superar o transformar aquello que se percibe como difícil o negativo.
No podemos caer en actitud de soledad o de derrota, estamos llamados a confiar en la acción de Dios que se manifestará siempre a través de nuestros actos, pues lo que Dios querrá siempre es hacernos participes de este proyecto salvífico, en donde los protagonistas y beneficiados seremos siempre todos nosotros, siendo el objetivo principal la Vida que procede de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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