Un vicentino
es corazón que da vida,
brinda consuelo
y refleja verdad.
Un corazón vicentino late fuerte
para dar consuelo y ser soporte
para aquel que lo necesite.
Un corazón vicentino
es el que calla su pena
para escuchar al necesitado
que gime la propia.
Un corazón vicentino
no se deslumbra con dinero
sino con la misión
y el afán de ser manos de Dios.
Un corazón vicentino
encuentra valor en la oración,
a pesar que su debilidad,
porque el amor de Dios
en su corazón es más fuerte.
Un vicentino
no mide mucho el riesgo
sino más bien,
la necesidad de hacer el bien.
Un corazón vicentino es sencillo
porque encuentra la alegría
en entregar el amor de Dios
y lograr una sonrisa.
Un vicentino
no se deja envolver por políticas
sino se esfuerza por cumplir reglas
como amar a Dios sobre todas las cosas
y a tu prójimo como a ti mismo.
El sueño de un corazón vicentino
es amar y envolver al mundo
en una red de caridad
y crear un mundo más justo
con la mirada puesta en Dios
y tomados de la mano con nuestro hermano.
Judith Melaine Guerra de Agreda,
SSVP, El Salvador.
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