Fulton J. Sheen en su autobiografía, Treasure in Clay Jars [Tesoro en vasijas de barro], comparte una experiencia que nos habla de la importancia de las decisiones y opciones que hacemos en nuestra vida cotidiana.
El pastor y la madre superiora expulsaron a un chico de la escuela. Fulton J. Sheen tomó al niño y fue con él a esa escuela, y le contó al pastor y a la superiora una historia sobre tres chicos que habían sido expulsados de las escuelas religiosas. Uno porque estaba constantemente dibujando durante la clase de geografía, otro porque era aficionado a la lucha; y el tercera porque ocultaba libros revolucionarios escondidos bajo el colchón. El primer chico era Hitler, el segundo Mussolini y el tercero Stalin. Después de decir esto, Fulton J. Sheen le dijo al pastor y a la madre superiora: «Estoy seguro de que si los superiores de esas escuelas hubieran dado otra oportunidad a esos chicos, podrían haberse comportado de otra manera en el mundo».
Curiosamente, ese chico que Fulton J. Sheen había llevado a la escuela más tarde se convirtió en un misionero. En la vida de aan Vicente, sabemos que hay un incidente similar en el que Vicente hizo ese famoso discurso a las Damas de la Caridad. San Vicente y santa Luisa habían recogido muchos niños huérfanos por las calles de París. Al comienzo, las Damas de la Caridad mostraron renuencia a cuidar a esos niños. Tenían muchas razones para esto, como la falta de suficientes lugares, finanzas y, sobre todo, la mayoría de estos niños nacieron de madres no casadas, lo que hizo que muchas miraran a esos niños con repugnancia.
Es en este contexto que Vicente les habló las siguientes palabras conmovedoras:
Estos niños que fueron abandonados por sus madres, ustedes los recibieron con amor y compasión como a sus propios hijos… Si deciden dejar de ser sus madres, un día estos niños serán sus jueces… La vida y la muerte de estos niños están en sus manos…
Las Damas de la Caridad, tocadas por las palabras de Vicente, estuvieron dispuestas incluso a vender sus alhajas para cuidar de esos huérfanos. La historia de Francia nunca puede olvidar el significado de su decisión de cuidar de los huérfanos de París en el siglo XVII, que fueron llamados expósitos, porque fueron encontrados y recogidos de las calles de París.
Cada día y cada momento presentan ante nosotros la posibilidad de decir «Sí» o «No». Siempre es bueno recordar que el «Sí» y el «No» que decimos pueden tener una consecuencia de gran alcance en nuestra vida y en la vida de los demás. Quizás por eso Vicente nos pidió que nos tomáramos tiempo para discernir la voluntad de Dios. Una vez que estamos convencidos de la voluntad de Dios, entonces debemos ser firmes en nuestro «Sí». A menudo, decir «No» será tan fácil como dejarse llevar por la corriente de agua. Pero decir «Sí» es como nadar contra la corriente, lo que requiere fuerza y valor. No encontramos muchas personas así; pero todas las cosas buenas que encontramos en la historia son el resultado del «sí» de esas pocas personas.
Sobre el autor:
El P. Binoy Puthusery, C.M., es un sacerdote paúl perteneciente a la Provincia de India meridional. Fue ordenado sacerdote el 27 de diciembre de 2008 y poco después sirvió como coadjutor en Tanzania. En 2011, después de dos años de ministerio, fue nombrado Director Espiritual de las Hermanas Vicentinas de la Misericordia, en Mbinga, Tanzania. Actualmente reside en Barakaldo (España), y es formador en el Máster en Vicencianismo.
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