“Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”
2 Co 5, 14-21; Sal 102; Lc 2, 41-51.
Como es costumbre, los sábados la Iglesia pone su mirada en la Virgen María, pero este día de un modo especial. La celebración del Corazón Inmaculado de María nos lleva a contemplar su amor maternal por nosotros y a sentirnos sus hijos.
Tenemos una mamá que nos cuida en la tierra y, desde el cielo, otro amor más grande que se derrama sobre nosotros de una manera especial. En el corazón de María estamos todos los que la amamos porque Jesús la amó primero; y por eso la podemos llamar “madre”, porque el primero que la llamo así fue Jesús. La Iglesia nos enseña que el modo más eficaz de llegar a Jesús es por medio del corazón de María.
La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, en 1944, para pedir por la intercesión de María “la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecados, amor a la pureza y la práctica de las virtudes”.
Recordemos las palabras de Jesús: “Mujer, ahí tienes a tu hijo…hijo, ahí tienes a tu madre”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. César Cruz Gálvez C.M., formador en el Seminario Vicentino de Lagos de Moreno, Jal., México.
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