En el libro de los Hechos de los Apóstoles, después del Pentecostés, especialmente del capítulo dos al cuatro, encontramos los sermones llenos del espíritu de San Pedro. En el capítulo tres leemos cómo Pedro sanó al mendigo lisiado diciendo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda» (Hechos 3, 6). La gente que vio esto quedó totalmente asombrada y se acercaron a Pedro y Juan. Es entonces cuando Pedro comenzó a predicar frente a ellos, diciéndoles que es la fe en Jesús lo que sanó a ese hombre.
Mientras Pedro y Juan predicaban, fueron arrestados por los sacerdotes y los saduceos. Cuando estaban siendo interrogados ante el consejo, Pedro ofrece otro sermón breve y estimulante: «Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: ‘puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado, sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazareno'» (Hch 4, 8-11).
El hombre lisiado que fue sanado puede tomarse como un modelo de personas que son salvadas por la fe en Jesús. Estaba lisiado, pero la fe lo curó y lo hizo gozar de buena salud. La salvación no es solo un problema para después de la muerte. La salvación es la plenitud de todo lo que Dios quiso darnos a través de Jesús. Puede entenderse como la plenitud de la vida, la libertad, la alegría, la paz, etc.
Es nuestra experiencia común que no hay nada en el mundo por lo que podamos experimentar la plenitud de todo esto, excepto a través de nuestra fe en Jesús. Así me gustaría entender la famosa declaración de san Pedro: «Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos» (Hechos 4, 12).
Sobre el autor:
El P. Binoy Puthusery, C.M., es un sacerdote paúl perteneciente a la Provincia de India meridional. Fue ordenado sacerdote el 27 de diciembre de 2008 y poco después sirvió como coadjutor en Tanzania. En 2011, después de dos años de ministerio, fue nombrado Director Espiritual de las Hermanas Vicentinas de la Misericordia, en Mbinga, Tanzania. Actualmente reside en Barakaldo (España), y es formador en el Máster en Vicencianismo.
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