Al leer este título recuerdo aquel tiempo cuando estaba en el último grado de bachiller, tiempo aquel que era una mezcla de sentimientos y emociones ya que terminábamos un período hermoso donde se vivieron muchos momentos cargados de alegrías, tristezas, miedos, esperanzas; un tiempo donde conocimos e hicimos muchos amigos que aún permanecen después de 34 años. Había muchas expectativas al no saber puntualmente qué carrera seguir en la universidad, creaba muchas ansias el saber que se venía el momento de la graduación y que cada uno iba a tomar un rumbo diferente al otro lleno de temor y de tristeza por la separación después de muchos años. El período es un tiempo de gloria, un tiempo de gozo y alegría, un tiempo, donde rodeado de muchos amigos y amigas, te sientes parte de una comunidad, te sientes importante, te sientes valorado.

Te invito a que busques la Palabra de Dios y vayamos, junto con Jesús, del Bachiller del Jordán a la Universidad del Desierto escudriñando Mc. 1, 9-12 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazareth de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: “Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco”. A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás.

Primero vamos a ver el significado de desierto según el Diccionario de la Lengua Española: territorio arenoso o pedregoso; despoblado, solo, inhabitado.

Al hablarte de desierto en este artículo, no solo representa un lugar físico, sino un estado emocional, psicológico y también espiritual donde en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido o sientes que estás árido, solo, triste, etc. En el desierto físico se da espejismo, sed, calor, y así mismo pasa en nuestro desierto personal, creemos ver algo y no lo es, sentimos mucha sed, calor, abandono, vivimos un desempleo.

Marcos nos narra cómo Jesús pasa de la gloria del Jordán al desierto, y es interesante ver que Jesús no toma la iniciativa de ir al desierto, sino que es llevado por el Espíritu Santo; ante esto vamos a ver este proceso desde nuestra historia y desde ya te doy la bienvenida a la UDD.

Jesús toma la decisión de ir al Jordán para ser bautizado por Juan y con esto te invita a tomar decisiones en tu vida y no seguir viviendo donde otros y otras toman las decisiones por ti. Te pregunto aquí, ¿Qué decisión debes tomar y aún no te has atrevido a hacerlo? Te digo algo, tú necesitas ir al Jordán para tener un encuentro personal con la Trinidad, pero para ir debes tomar la decisión de moverte y no quedarte estancado en tus miedos, en tus seguridades, en tu pasado, en tu rencor, en tu pesimismo; ánimo y atrévete a tomar la o las decisiones e ir a vivir la gloria del encuentro en el Jordán.

En cuanto salió del agua, dice Marcos, vio que los cielos se rasgaban (Biblia de Jerusalén) y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. En la versión Dios habla hoy dice Jesús vio que el cielo se abría; cuando tomas decisiones eres sumergido en el agua de vida, en el agua de su misericordia, en el agua de su perdón, en el agua de su amor y el cielo se abre para ti, se abren puertas, se abren oportunidades, eres tomado por el Espíritu Santo y no solo vas a escuchar, sino a experimentar que eres hijo e hija de Dios, pero un hijo y una hija amada, perdonada, restaurada.

Ser hijo e hija de Dios no es un título, es un estilo de vida donde vives como lo que eres, un heredero y heredera, un príncipe y una princesa. Aquí recuerdo el pasaje de Lucas, de aquel muchacho que se fue de casa y se lo llevó todo, pero ese todo se le acabó y cuando decide regresar a casa, por necesidad y no por amor al papá, quiere volver como un simple empleado y es allí donde entra esa misericordia ya que es recibido como lo que es, es recibido como un hijo y no como un empleado. ¡Tremendo momento! Así te ama Dios, te ama no porque tú seas bueno o no lo seas; te ama porque Él es bueno y toma la iniciativa de amarte en este momento, aunque no lo andes buscando. Te digo algo más, te ama porque tú eres su debilidad.

Todo lo anterior se da en el Bachiller del Jordán, ahora vamos a adentrarnos en la Universidad del Desierto de la mano del amigo Marcos: A continuación, el Espíritu, le empuja al desierto. Me fascina el uso del verbo empujar ya que denota una acción, veamos lo que nos dice el Diccionario de la Lengua Española sobre empujar: hacer fuerza contra alguien o algo para moverlo, sostenerlo o rechazarlo. Jesús no fue al desierto, fue llevado al desierto.

Todo eso que estás viviendo hoy: soledad, aridez, espejismos, no hay amigos, sientes que hasta Dios se ha perdido; es parte del plan de Dios y se llama desierto, así que bienvenido y bienvenida a la Universidad del Desierto, y a esta universidad solo son llevados hombres y mujeres que van a ser usados por el Espíritu Santo para transformar el mundo con la predicación y sobre todo con el testimonio.

Te invito a vivir tu desierto convencido y convencida que ese silencio de Dios significa que Él está trabajando en tu vida, que los “amigos” se fueron, pero Dios permanece; que sientes sed, pero Él la sacia con su Palabra. No estás solo o sola en esta universidad, somos muchos que estamos en ella y nos une una sola pasión, un solo anhelo, y es el de servir al Señor en la Iglesia.

Disfruta este tiempo de universidad, quizás ya estás en el último cuatrimestre, quizás estás en la mitad o quizás estás a penas iniciando, pero lo vas a pasar si te aferras a la oración, a la lectura orante de la Palabra y a los sacramentos.

Felicidades por terminar el bachiller y bienvenido y bienvenida a la UDD.

Unidos en San Vicente de Paúl,

Eduardo Adames