Caravana
Me moja una lluvia mientras ladra algún perro.
Son pocos los hierros que se llevan un pueblo.
Mi café se acabó y me empapa un desierto,
Migrantes mis manos, sin amor y sin madre.
Cigarros que tiemblan entre bocas torcidas,
mi papel arrugado ya no sirve al traslado.
No sé donde iré, no apetezco más campos.
Sólo sé que mis palmas seguirán hasta el cielo.
Caravana muy lenta, pero Dios acompaña.
Otra tierra, otro pan,
ya salí por un sueño que es tan sólo vivir.
P. Pablo González Sandoval. C.M,
Chile.
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