“Demos gloria a nuestro Dios”
Deut 4, 1. 5-9; Sal 147; Mt 5, 17-19.
Jesús frecuentemente escandalizaba a los fariseos por romper la ley. Parecía claro que cuando hablaba de la Ley lo hacía en un sentido transformador. De hecho, llegó a definir, en sus enseñanzas, que eran necesarios solo dos mandamientos: amar a Dios y amar al prójimo como a nosotros mismos.
La ley del amor alcanza las cuatro esquinas de la tierra hasta el fin de los tiempos. No hay escapes de la exigencia de esta ley. Cuando se honra esta ley, todas las otras caen en su lugar.
Hasta hace unos años este día se celebraba a Santa Luisa de Marillac quien, junto con San Vicente de Paúl, fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad. Nació en París en 1591, en el seno de una familia cristiana y noble. Su débil salud le impidió realizar el deseo de ser monja Capuchina. Muere el 15 de marzo de 1660. En el testamento les pide a las Hijas de la Caridad: amor cordial entre ellas, devoción a María y el servicio a los pobres.
El 10 de febrero de 1960 el Papa Juan XXIII la proclamó “patrona de los que se dedican a la acción social cristiana.” Su fiesta litúrgica se celebra ahora el 9 de mayo.
Señor, yo creo, pero fortalece mi fe.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta L., CM
0 comentarios