El liderazgo de servicio es una expresión utilizada dentro de la Sociedad de San Vicente de Paúl, y es probable que muchas ramas de la Familia Vicenciana la conozcan. El mes pasado hablé sobre la buena gobernanza y me gustaría continuar por el mismo camino hablando sobre el liderazgo de servicio. El término puede confundir a algunos ya que se podrían preguntar cómo es posible conjugar el servicio con el liderazgo. Y, a la inversa, ¿cómo puede un buen líder ser también un servidor?

Yo sugeriría que los mejores líderes son aquellos que comprenden la importancia de los miembros en menor nivel de la estructura para que la organización sea más responsable ante sus miembros. Un modelo de gobernanza sólido debería incluir una fórmula que permita al nivel directivo superior escuchar la voz de todos los miembros.

En Canadá, la Sociedad de San Vicente de Paúl ha sido, durante mucho tiempo, una estructura descendente. Algunos efectos de dicha estructura pueden ser la pérdida de miembros, la falta de interés en ocupar un cargo superior o una falta general de fe en el funcionamiento. No hemos tenido una elección real (dos o más candidatos) para un presidente nacional en 20 años. Salvo en una de nuestras cinco regiones, este mismo desafortunado resultado es también evidente.

La solución no es fácil, pero un paso sencillo es hacer que el consejo nacional sea más diverso y representativo de nuestros miembros y de aquellos a los que servimos. Este mismo efecto de goteo debería formar parte de todos los consejos/conferencias. Podemos seguir siendo una organización católica laica, pero reclutando miembros de fuera del nivel parroquial normal.

Un consejo nacional con más miembros, verdaderamente elegidos, en la junta directiva también mejoraría nuestras oportunidades de ser más receptivos a nuestros miembros en general. Aunque esto requiera una reestructuración corporativa, es factible.

Sobre el autor:

Jim Paddon vive en Londres, Ontario (Canadá) y es un vicentino canadiense. Está casado con su querida esposa Pat y tienen seis hijas y once nietos. Jim es miembro de la Sociedad desde los años 70.

«Reconozco con todo respeto los territorios tradicionales y no otorgados de los Pueblos Indígenas, incluidas las Primeras Naciones, los Metis y los Inuit, en cuyas tierras nos reunimos, trabajamos y vivimos».