Poner en práctica la virtud de la mansedumbre
19 de diciembre de 2022
En estos tiempos de cambios rápidos en la historia de la Iglesia, la combinación entre mansedumbre y firmeza es absolutamente necesaria, sobre todo en la toma de decisiones. Las Comunidades, al evaluar sus apostolados con miras hacia el futuro, deben tener la valentía de escoger y actuar. Al mismo tiempo, deben mostrar mansedumbre con aquellos que tienen gran dificultad en adaptarse. Asimismo, los individuos, deben tener valentía al proponerse objetivos de crecimiento, pero deben ser pacientes consigo mismos reconociendo que un cambio personal no ocurre de la noche a la mañana, sino sólo gradualmente. Los misioneros deben saber también que, aunque cumplan muy bien sus tareas, deberán admitir con valor y mansedumbre a la vez, sus propias limitaciones y las expectativas contradictorias de los demás. Los superiores religiosos experimentarán que algunos en sus comunidades ven todas las cosas en blanco y negro, mientras que a otros sólo les gusta lo gris. Algunos tendrán en cuenta el pasado como norma dominante para tomar decisiones, mientras que otros mirarán sólo hacia un futuro imprevisto. Los superiores nunca podrán satisfacer completamente todas estas personalidades tan diversas. Deberán tomar sus decisiones con valentía y tratar con mansedumbre a aquellos que no están de acuerdo. Deberán combinar en sus vidas dos textos del Nuevo Testamento: “Soporta conmigo los sufrimientos por el evangelio, ayudado con la fuerza de Dios”1 y “Cargad con mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis reposo para vuestras almas”2.
12 Tim. 1,8.
2Mt. 11,29.
Fuente: P. Robert P. Maloney, C.M.: OTRA MIRADA A LA “MANSEDUMBRE”
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