Poner en práctica la virtud de la mansedumbre
18 de diciembre de 2022
La mansedumbre implica la habilidad de soportar las ofensas con perdón y valor. San Vicente basó su enseñanza sobre este aspecto, en el respeto a la persona humana. Dijo a la doble familia, que aún aquellos que cometen injusticias, merecen respeto como personas. Los escritos de Juan Pablo II reiteran este tema en nuestros días — el llamamiento a profesar un profundo respeto a todo ser humano. Naturalmente, el respeto a las personas culpables, no nos prohíbe encauzar nuestra ira con valentía en contra de los males que ellos cometen. Pero sí nos prohíbe practicar injusticias en nombre de la justicia. San Vicente reconoció claramente las enseñanzas de San Agustín a este respecto (y se lo recordó a Philippe LeVacher)1 que ciertos males deben ser tolerados, ya que no existe prácticamente posibilidad de corregirlos. Una persona inteligente aprende a convivir con ellos, y una persona mansa trata con respeto a aquellos cuyas vidas están tan entretejidas en el mal que no puede ser extirpado. El equilibrio, a este respecto, es muy delicado. A veces se tiene que sufrir con valentía. Hay males que no se pueden evitar y deben ser sobrellevados. Pero por otra parte, se debe evitar una amabilidad falsa, como en cierta ocasión lo expresó Adrián Vasn Kaam2 o, usando la traducción de Joseph Leonard de la frase de San Vicente, “namby-pamby mildness“(”ñoña-sosa-templanza”). A veces se debe clamar en contra de la injusticia y canalizar todas nuestras energías a vencerla. Se requiere una gran prudencia para discernir entre estos casos.
1SV IV, 121 / 497.
2Van Kaam, Adrian L., Spirituality and the Gentle Life (Denville, New Jersey: Dimension Books, (1974) .
Fuente: P. Robert P. Maloney, C.M.: OTRA MIRADA A LA “MANSEDUMBRE”
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