Poner en práctica la virtud de la mansedumbre
11 de diciembre de 2022
La mansedumbre va unida a la humildad. San Vicente insiste incesantemente en este tema. Dice a Robert de Sergis1. “El Espíritu de Nuestro Señor, es un espíritu de mansedumbre y de humildad”. En las Reglas Comunes cita el texto del Evangelio de San Mateo: “Aprended de mí que soy manso y humilde corazón” (Mt. 11, 29b)2. En una carta al Padre Portail sobre cómo responder a otro de los primeros miembros de la Compañía, François Du Coudray, le exhorta a tratarle siempre con mansedumbre y humildad3. A Sor Françoise Ménage le asegura, en una carta escrita el 12 de Febrero, 1959, que ella será verdaderamente dichosa si practica la humildad, la mansedumbre y la caridad con los pobres y con las demás hermanas4. La Regla de las Hijas de la Caridad5 une también estas dos virtudes, llamando a los miembros de la Compañía a honrar a Nuestro Señor particularmente en su pobreza, su humildad, su mansedumbre, su sencillez, y su sobriedad. De hecho, para San Vicente mansedumbre y humildad están tan entrelazadas que, como la prudencia y la sencillez, son “hermanas gemelas”6.
1SV I, 536; cf. I, 528 / 528; 520.
2CR II, 6.
3SV II, 620 / 530.
4SV VII, 455 / 389.
5SV XIIII, 555 / X 692.
6SV XII, 184 / XI, 473.
Fuente: Pr. Robert P. Maloney, C.M., OTRA MIRADA A LA “MANSEDUMBRE”
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