Ha pasado un año desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara una resolución sobre las personas sin hogar, «Políticas y programas inclusivos para abordar la falta de hogar, en particular después de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19)» (A/RES/76/133). Esto se logró tan solo unos años después de la formación del Grupo de Trabajo para Acabar con el Sinhogarismo.
Fue un gran logro para la Familia Vicenciana y el Grupo de Trabajo. ¿Cuál ha sido su impacto? ¿Cuántas viviendas asequibles han creado los Estados miembros? ¿A cuántas personas que duermen en la calle se les ha ofrecido «vivienda primero» con servicios para ayudarles a reconstruir sus vidas? ¿Cuántas mujeres maltratadas y sus hijos han buscado y encontrado una vivienda segura? ¿Cuántas viudas han podido permanecer en su hogar familiar, en sus tierras y han recibido apoyo en sus esfuerzos por encontrar trabajo para mantener a sus familias? ¿Cuántos barrios marginales y viviendas inadecuadas se han mejorado?
NO LO SABEMOS. Como ocurre con gran parte del trabajo de las Naciones Unidas, los Estados miembros pasaron al siguiente tema crítico: el medio ambiente, la migración, la paz.
La única manera de que esta Resolución marque la diferencia a nivel nacional y estatal es a través de la confluencia del trabajo de la Familia Vicenciana en la ONU y el trabajo de las muchas ramas de esta gran familia en todo el mundo. Existe un enorme potencial para el cambio sistémico en torno a las personas sin hogar. Ya se han sentado las bases. Tenemos una Resolución Global, tenemos la Alianza FamVin con las personas sin hogar. Tenemos un compromiso. Tenemos que trabajar juntos.
Todos los vicencianos deben conocer las principales disposiciones de la Resolución. La Resolución puede llevarse a reuniones locales con alcaldes, concejales, líderes tribales y otros activistas. El documento reconoce que « la falta de hogar es un problema mundial que afecta a personas de diferentes edades y diversos niveles económicos y sociales y culturas, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo«. Además, la falta de hogar «la falta de hogar constituye una afrenta a la dignidad humana y puede obstaculizar el disfrute de los derechos humanos, por lo que urge adoptar medidas en los planos nacional e internacional para hacerle frente«.
¿Qué medidas se están tomando para abordar el problema de las personas sin hogar? ¿Qué visibilidad se da a esta cuestión?
En 2006, la Familia Vicenciana creó la comisión de Cambio Sistémico que posteriormente publicó un Manual para el cambio sistémico en 2017. Quizás en este Adviento, un tiempo de esperanza, podríamos desenterrar ese manual y ver si podemos poner en perspectiva el sinhogarismo como un proyecto de cambio sistémico.
Estamos abiertos a la esperanza mientras nos acercamos al tercer domingo de Adviento. La corona de Adviento nos recuerda este ciclo de esperanza y amor. Según Vaclav Havel, «La esperanza es una dimensión del alma… que nos da la fuerza para amar e intentar continuamente cosas nuevas» (Manual Vicenciano del Cambio Sistémico, 2017, p. 43). Volvamos a comprometernos este Adviento a poner fin al sinhogarismo avanzando para generar un cambio sistémico con las personas sin hogar de nuestras comunidades. ¡Bendiciones de Adviento!
MaryAnn Dantuono, AIC
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