Fidelidad Inquebrantable
¡Oh, María Reina de los cielos!
Tiemblo, tengo miedo, lloro y me cobijo en tu regazo.
Tú me rescatas, secas mis lágrimas y me das un fuerte abrazo.
Mi corazón estrujado se une al tuyo en un mismo palpitar,
mi alma y mi ser encuentra consuelo al rezar postrada en tu altar.
¡Oh, María madre mía!
Enséñame a vivir como tú y serle fiel,
aceptarlo todo sin cuestionar y confiar en él,
perderme y atraparme en su mirada infinita de amor,
tener fe, recibir y cargar con dignidad la cruz de dolor.
¡Oh, Jesucristo Redentor!
Seré fiel
y no caeré en el abismo de la mentira;
seré fiel
y no caeré en la intolerancia ni la ira;
seré fiel
y perdonaré al que no me quiere;
seré fiel
y amaré al hermano que me hiere.
¡Oh, Padre misericordioso!
Seré fiel a tus designios y me llenaré de alegría.
Contigo estoy segura, tú me guías con sabiduría.
Seré fiel a tus planes y me llenaré de esperanza,
ante ti me postraré de rodillas y cantaré alabanzas.
Cumpliré tu santa voluntad y me llenaré de felicidad;
te entrego como ofrenda de amor, mi confianza y fidelidad.
Diana Rocio Ormeño Arguedas.
Voluntariado Vicentino de Pisco/AIC, Perú.
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