Encontré mi camino de vuelta a Galilea con la ayuda del Papa Francisco. Para mí, fue a través de una homilía que predicó en Canadá.
Interesante… ¡ya que ni siquiera había pensado en volver a Galilea! Pero en Canadá dijo: «Cada uno de nosotros tiene su propia Galilea, la del primer anuncio. Recuperar esa memoria«.
En esta reflexión exploro su anterior invitación en la vigilia pascual de 2014.
Una súplica repetida – «Volver a Galilea»
El Evangelio de la resurrección de Jesucristo comienza con el ir de las mujeres hacia el sepulcro, temprano en la mañana del día después del sábado.
Después de la muerte del Maestro, los discípulos se habían dispersado; su fe se deshizo, todo parecía que había terminado, derrumbadas las certezas, muertas las esperanzas.
…las mujeres lo habían oído por dos veces, primero del ángel, después de Jesús mismo: «Que vayan a Galilea; allí me verán». «No temáis» y «vayan a Galilea».
¿Por qué volver a Galilea?
Galilea es el lugar de la primera llamada, donde todo empezó. Volver allí, volver al lugar de la primera llamada. Jesús pasó por la orilla del lago, mientras los pescadores estaban arreglando las redes. Los llamó, y ellos lo dejaron todo y lo siguieron (cf. Mt 4,18-22).
Volver a Galilea quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria; sin miedo, «no temáis». Releer todo: la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor.
También para cada uno de nosotros hay una «Galilea» en el comienzo del camino con Jesús.
En la vida del cristiano, después del bautismo, hay también otra «Galilea», una «Galilea» más existencial: la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, que me ha llamado a seguirlo y participar en su misión.
En este sentido, volver a Galilea significa custodiar en el corazón la memoria viva de esta llamada, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió seguirlo.
Volver a Galilea significa recuperar la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los míos, el momento en que me hizo sentir que me amaba.
Nuestra Galilea
¿Cuál es mi Galilea? Se trata de hacer memoria, regresar con el recuerdo.
¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado?
Búscala y la encontrarás. Allí te espera el Señor.
He andado por caminos y senderos que me la han hecho olvidar.
Señor, ayúdame: dime cuál es mi Galilea; sabes, yo quiero volver allí para encontrarte y dejarme abrazar por tu misericordia. No tengáis miedo, no temáis, volved a Galilea.
El evangelio es claro: es necesario volver allí, para ver a Jesús resucitado, y convertirse en testigos de su resurrección.
No es un volver atrás, no es una nostalgia. Es volver al primer amor, para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, a todos los extremos de la tierra. Volver a Galilea sin miedo.
¡Pongámonos en camino!
¿Las palabras de Francisco provocan algo en ti?
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
0 comentarios