Hay veces que, escuchando a otra persona, he pensado: «Sí, hablar es fácil». Otras veces me he quedado mirando asombrado lo bien que otro «practica con el ejemplo».
San Vicente de Paúl me asombra continuamente por lo bien que apreciaba lo que otros no veían y hacía lo que otros no habían sido capaces de hacer.
Esta reflexión trata sobre algunos eventos actuales, mirandolos a través de la lente de «cumplir con lo que se dice». Estos eventos tienen un significado especial para aquellos que caminan tras las huellas de san Vicente, llevando la «buena noticia» a aquellos en los márgenes de la sociedad.
Practicar con el ejemplo
No podía decidirme. ¿Debo escribir sobre la Asamblea General que se celebra cada seis años y que da forma a la vida y al ministerio de la Congregación de la Misión? ¿O debería escribir sobre la autodenominada peregrinación penitencial del papa Francisco a Canadá para abordar las cicatrices de siglos de abuso de los pueblos indígenas de Canadá a manos tanto de la sociedad «civil» como de los esfuerzos misioneros de la Iglesia?
Me di cuenta de que ambas situaciones, cada una a su manera, implicaba la cuestión de hablar de las buenas noticias para los marginados.
Un viaje de 7.000 kilómetros
A pesar de los crecientes achaques, y el desgaste general de la edad, el papa Francisco pasó una semana en Canadá. Su propósito es caminar en los mocasines de aquellos que anhelan la verdad, la reconciliación, la justicia y la sanación.
Hace poco que he tomado conciencia del sufrimiento de los pueblos que han vivido en Canadá durante miles de años antes de que se les arrebatara su tierra, su lengua, su cultura e incluso su vida.
Me horroriza no sólo lo que ellos y sus descendientes sufrieron a manos de los colonos europeos y sus descendientes. El horror se extiende a la iglesia católica que fue cómplice.
Los detalles de lo que ahora llamamos «limpieza étnica» están empezando a salir a la luz.
El reto del Papa Francisco es demostrar que la Iglesia cumple con lo que dice.
Un viaje de cuatrocientos años
La Congregación de la Misión ha cumplido recientemente 400 años de su misión de llevar la buena noticia a los marginados. En nuestra época, los miembros se reúnen cada seis años para evaluar lo ocurrido en los seis anteriores. También tratan de leer los signos de los tiempos que corren y los retos que conllevan.
You fui elegido delegado de la Asamblea General de 1998; ahora, volví a ver la instantánea del mundo y los retos de hace un cuarto de siglo. El entonces Superior General Robert Maloney escribió
El mundo está lleno de documentos sin asimilar. Les animo a que muerdan éste, lo mastiquen y lo digieran bien. Espero que luego pueda ser una fuente de energía para profundizar en nuestra espiritualidad vicenciana al lado de los miembros de nuestra familia, y para formular con ellos proyectos concretos y prácticos que sean un verdadero servicio a los pobres.
Ese reto es el mismo hoy… no sólo para la Congregación de la Misión, sino para todos los grupos que aportan sus fortalezas y debilidades a un mundo nuevo con culturas y herramientas diferentes.
Cumplir lo que se dice es un imperativo personal para todos
Al leer el «Documento Final» de 2022, me doy cuenta una vez más de lo mucho que tengo que digerir personalmente.
Alguien dijo una vez de mí, no sin razón: «¡Freund nunca aterriza el avión!». Mientras continúo el viaje de mi vida, me doy cuenta de que necesito hacer un análisis, inte3rpretar las señales de mi vida y seguir haciendo ajustes en tiempo real.
¿Qué palabra estás tratando de cumplir?
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
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