Am 6, 1.4-7; Sal 145; 1 Tim 6, 11-16; Lc 16, 19-31.
Existe un abismo real entre ricos y pobres. Cientos de miles de pobres mueren víctimas del absurdo sistema económico, que nos vincula como señores y vasallos, pero nunca como hermanos. De eso mismo habla la parábola del rico indiferente y de Lázaro el pobre: Un rico anónimo que vive en la opulencia y derrochando su fortuna, obtiene el mismo destino que el miserable Lázaro que vive peor que los perros: la muerte. Ni siquiera en el “más allá” y sometido al tormento, el rico deja de tratar a Lázaro como un criado: “Envíalo a que me refresque la lengua”, “envíalo a mis 5 hermanos”. El verdadero abismo entre ellos es la incapacidad de ver a Lázaro como un hermano y no como un siervo o un ser que no vale nada.
El abismo de la desigualdad es tan real que las 10 personas más ricas de México acumulan la misma riqueza que el 50% más pobre del país.
¿Cómo puedes tú reducir la desigualdad? Trata a todos como hermanos, evita la corrupción, sé justo con el trabajo y salario de otros, exige tus derechos. Solo espero que la muerte de los pobres sea reconocida por todos como una verdadera tragedia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Carlos Regino Villalobos E. C.M.
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