“Al que tenga se le dará”
Prov 3, 27-34; Sal 14; Lc 8, 16-18.
El Evangelio de Lucas se dirige a cristianos perseguidos por el imperio romano. El fervor revolucionario de los judíos causó la destrucción del templo y, tanto judíos como los nuevos cristianos, viven dispersos, asustados, escondidos, sin hablar de sus preferencias religiosas y de sus expectativas de liberación a largo plazo.
Para ellos, en tales circunstancias, son estos tres dichos de Jesús: La lámpara que no debe esconderse, el secreto que no dura y el que recibe aún más de lo que ya tenía. En medio de aquel contexto, las dos primeras no necesitan mayor explicación, pero ¿por qué Jesús habla de darle más al que ya tiene y de quitarle todo al que cree tener? Los romanos dominaron al medio oriente y toda Europa; se creían poderosos y superiores, humillaban y reprimían. El evangelio da esperanza a los cristianos anunciando el despojo de los romanos creídos y poderosos, que cimientan su fuerza en el vació.
¿Dónde ponemos nuestro poder como personas y como comunidades? ¿Será en el dinero, las estructuras, las instituciones, la historia? ¿No sería mejor confiar en Dios, para que todo lo que obtengamos sea una ganancia extra?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Carlos Regino Villalobos E. C.M.
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