Para compartir hay que escuchar, acoger y empatizar

por | Sep 16, 2022 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

La comunicación va más allá de las palabras, nos comunicamos a través de actitudes y comportamientos, casi me atrevería a decir que todo es comunicación.

La comunicación es esencial para la vida humana y para la forma en que nos relacionamos, desde el nivel microsocial hasta el macrosocial. La comunicación, o la forma en que nos comunicamos, enriquece a la sociedad. Una de las cualidades que más valoro en las personas es su capacidad para elegir cuidadosamente las palabras y los gestos que utilizan para superar los conflictos y los malentendidos, y para construir la paz y la armonía. Las palabras tienen el poder de construir puentes, de fomentar la inclusión y el encuentro entre individuos, familias, grupos sociales y pueblos de diferentes culturas.

Conociendo el poder que tienen las palabras y los comportamientos, debemos prestar atención a su contenido, pero sobre todo a la forma en que queremos que sean recibidos. La forma en que hablamos influye en la manera en que la otra persona recibirá el mensaje; puede que incluso tengamos que abordar un tema delicado, pero si lo abordamos con educación, la persona recibirá el mensaje de una manera diferente y, en consecuencia, estará más receptiva a recibirlo. Por otro lado, al estar atentos a nuestras palabras y a la otra persona, también podemos percibirla de una manera diferente.

El lenguaje es la principal forma de comunicación, de compartir conocimientos, ideas, creencias e incluso emociones. La forma en que se asume en el proceso de relación social es decisiva, crea vínculos de conexión o distancia entre las personas y las comunidades.

A veces nos olvidamos, pero es imposible no comunicarnos. La comunicación va más allá de las palabras, nos comunicamos a través de actitudes y comportamientos, casi me atrevería a decir que todo es comunicación. Sabemos que la comunicación oral y escrita es muy relevante, pero a menudo nos olvidamos de la comunicación no verbal, tan sutil pero a la vez tan poderosa en el mensaje que quiere transmitir. Se manifiesta en cosas tan sencillas de nuestra vida cotidiana, como el color de nuestra ropa o la postura corporal que adoptamos.

En su mensaje para la 50ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el papa Francisco reflexiona sobre el tema «Comunicación y misericordia: un encuentro fecundo», y nos invita a reflexionar sobre la relación entre comunicación y misericordia. En efecto, la Iglesia está llamada a vivir la misericordia como característica de su «ser y actuar». Todo lo que decimos y el modo en que lo decimos, cada palabra y cada gesto, deben expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para todos. El amor, por su naturaleza, es comunicación, dice el papa Francisco, y conduce a una mayor apertura, no al aislamiento. Si nuestro corazón y nuestras acciones están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios.

El lenguaje y las acciones deben transmitir misericordia, para tocar el corazón de las personas y sostenerlas en el camino hacia la plenitud de la vida. Según el papa Francisco, debemos acoger e irradiar el calor maternal de la Iglesia. Las palabras deben hacer crecer la comunión y nunca romper la relación y la comunicación. Por ello, el papa invita a todos a redescubrir el poder que tiene la misericordia para «sanar las relaciones desgarradas y restablecer la paz y la armonía entre las familias y en las comunidades». La misericordia es capaz de implementar una nueva forma de hablar y dialogar.

Es deseable que incluso el lenguaje de la política y la diplomacia se inspire en la misericordia. El papa hizo un llamamiento, especialmente a quienes tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formación de opinión pública, para que estén siempre atentos a su forma de actuar con quienes piensan o actúan de forma diferente. Se necesita valor para guiar a la gente hacia procesos de reconciliación y soluciones de conflictos para una paz duradera.

El estilo de nuestra comunicación debe saber valorar las situaciones de violencia, corrupción y explotación. Es nuestro deber denunciar los abusos e injusticias de ciertos comportamientos, defendiendo la verdad con amor.

Sólo las palabras pronunciadas con amor y acompañadas de misericordia tocan los corazones. En este sentido, el Santo Padre anima a todos a ver la sociedad humana como su casa o familia, donde la puerta está siempre abierta para acoger.

Comunicar significa compartir, y compartir requiere escucha, aceptación y empatía. Escuchar es un reto: requiere prestar atención, comprender lo diferente, dar valor, respetar la palabra; es un don.

Nunca ha sido tan importante la comunicación como ahora.

Inês Guerra
Fuente: https://www.padresvicentinos.net/

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