“Comenzó a edificar y no pudo terminar”
Sab 9, 13-19; Sal 89; Fil 9.-10.12-17; Lc 14, 25-33.
¡Alto! ¡No sigas a Jesús si no estás bien dispuesto!
Una y otra vez vemos a Jesús convenciendo a unos y otros de que no lo sigan. Así pasa con el joven rico, con Nicodemo y en el evangelio del día de hoy.
¡Ojo!, no se trata del Reino de Dios, donde todos y cada uno tiene su espacio, como en el banquete del evangelio de hace ocho días, sino del seguimiento y del discipulado, de estar dispuesto a correr la misma suerte del Maestro.
El evangelio de hoy es una llamada de atención, un “alto”, para hacer un discernimiento serio y profundo en relación a nuestra opción de seguimiento; y lo plantea en términos sumamente contundentes: ¿Has considerado alguna vez el ridículo que haces pretendiendo que sigues a Cristo, quedándote solo a la mitad, sin poder llegar hasta el final, como en la primera parábola de hoy?
¿Has considerado las consecuencias que implicaría un seguimiento débil, como el ir a la guerra sin las fuerzas necesarias, que nos presenta la segunda parábola?
Seguir a Jesús sin duda es una bendición, pero también un compromiso serio y total.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Carlos Regino Villalobos E. C.M.
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