“Haré contigo una alianza eterna”
Ez 16, 59-63; Is 12; Mt 19, 3-12.
La vocación (llamado) es un regalo maravilloso de Dios. Él nos llama siempre para darnos una misión que nos hará plenamente felices. El primer llamado es a la vida, la cual sostiene a cada instante y con ella nos regala capacidades y experiencias para vivir nuestra vocación
El matrimonio es uno de esos regalos que, como bien sabemos, no es para todos, pero a los que llama a la vida conyugal les da la capacidad de hacer maravillas dentro de esta bella vocación en la familia, iglesia doméstica de donde nacen, en cada hijo, nuevas vocaciones.
En la actualidad pareciera que, como en el pasaje evangélico de hoy, estuviera de moda el divorcio; sin embargo, Jesús nos recuerda que ese no era el plan original de Dios y sólo se explica la ruptura cuando los casados han endurecido su corazón y han olvidado su primer amor, el motivo por el cual se unieron y la ilusión con que la hicieron. Una consecuencia es que los más inocentes y débiles terminan siendo los más dañados.
Amado Padre, renueva nuestra fe en que Tú puedes lograr restaurar nuestras familias y llénanos de tu Espíritu para orar y trabajar por las vocaciones.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Hilario Sarabia Granados, diácono permanente
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