Te seguiré a donde quiera que vayas
Am 2, 6-10.13-16; Sal 49; Mt 8, 18-22.
María es proclamada “dichosa” porque escuchó la Palabra de Dios y la cumplió (Cfr. Lc 11, 27-28). Podemos decir que ella es modelo de seguimiento a su Hijo Jesús. El discípulo es aquel que es capaz de escuchar, acoger y poner por obra el mensaje de Jesús. La Virgen María es la máxima realización de un cristiano; el documento de Aparecida la muestra como la máxima realización de la existencia cristiana… por su constante meditación de la palabra y de las acciones de Jesús (244).
De allí que María es la perfecta discípula. Tuvo a Jesús en su vientre, lo acompañó en su misión y en su entrega en la cruz, lo acompañó en su muerte, se alegró con su resurrección y lo siguió acompañando a través de su presencia en la Iglesia. Su vida y su misión fueron el seguimiento de su Hijo.
Jesús viene a nosotros a través de María, y nosotros vamos a Jesús por medio de María. Ella es para nosotros el modelo más acabado de amor y seguimiento de Jesucristo. Modelo de dedicación a su servicio, de colaboración con su obra redentora. Es preciso pronunciar el “sí” al llamado de Jesús, como ella lo hizo María en la Anunciación.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín C.M.
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