La amistad está entre las grandes virtudes que los vicencianos llevamos en nuestro ADN. Este aspecto relacional que nos hace amigos, hermanos, lo llevamos hasta en nuestro propio nombre: Familia Vicenciana.
Además, para la persona es un aspecto fundamental en su desarrollo vital, siempre pero particularmente en estos momentos donde nos agobian tantos y tan variados problemas a nivel global: guerras, enfermedad, inflación, inseguridad alimentaria, movimientos de personas… Ante todas estas situaciones, debemos vivir las relaciones humanas íntimimamente ligadas a los valores que Jesús nos enseñó: cercanía, respeto, empatía…
Somos amigos
Si sé compartir lo mío con sencillez
y agradecer lo tuyo.
Si me preocupan tus cosas
tanto como si fueran mías.
Si los detalles pequeños
son continuos guiños de complicidad.
Si decir “querido amigo”
es decir una gran verdad.
… somos amigos.
Si disfruto de tu confianza
como si del mejor regalo se tratara.
Si deseo estar contigo
y a la vez respeto lo tuyo.
Si me alegro en tus logros
y te conforto en los fracasos.
Si doy gracias a Dios
por el gran regalo que he recibido al conocerte.
… somos amigos.
Si somos complementarios,
no iguales.
Si en nuestras diferencias
sabemos reconocer también nuestra riqueza.
Si te doy lo mejor que tengo
y de ti recibo más de lo que te entrego.
Si conoces mi cara verdadera
y no la careta que a veces llevo.
… somos amigos.
Si en tu hombro descanso
de las fatigas de todos los días.
Si acoges mi pequeñez
con comprensión.
Si puedo y me dejas confortarte en tu duelo
y nuestro gozo es completo al compartirlo.
Si estoy a tu lado
tanto en tu depresión como en tu alegría.
… somos amigos.
Si respeto tus decisiones
y tu intimidad es sagrada.
Si cuento contigo como un aliado
ante las dificultades de la vida.
Si valoro tu crítica
porque sé que bien me quieres.
Si conozco tu esperanza
y te apoyo para hacerla realidad.
… somos amigos.
Si buscamos ese tiempo necesario
para compartirlo.
Si nos escuchamos y nos hablamos
con gozo.
Si estamos abiertos a los demás,
si compartimos lo que aprendemos.
Si la fe en el otro
es lo más importante.
… somos amigos.
Si olvidamos nuestro mal humor
y saboreamos de continuo
la alegría compartida.
Si no hay cosa en el mundo
capaz de romper nuestro lazo.
Si construimos un mundo más humano
para todo aquél que nos rodea.
Si somos comprensivos y serviciales,
si todo lo podemos.
… somos amigos.
Si te ayudo en lo tuyo,
si me ayudas en lo mío.
Si no son necesarias fechas señaladas
para renovar nuestra amistad.
Si hemos borrado de nuestra existencia
el rencor y la desconfianza.
Si todas las noches elevamos a Dios
una plegaria por el otro.
… somos amigos.
Si los éxitos del otro
se celebran como propios.
Si nos esforzamos en caminar
mirando al mismo horizonte.
Si todos los días sé renovar con gratitud
el lazo que me une a ti.
Si antepongo una conversación tranquila
a mis mil situaciones diarias.
… somos amigos.
Si estoy de tu parte, aunque a veces
no esté de acuerdo con tus acciones.
Si estás de mi parte y me ayudas a discernir
lo que Dios espera de mí.
Si en el proyecto de vida de cada uno
hay un lugar importante para el otro.
Si vivimos desde la esperanza.
Si luchamos por un mundo más solidario.
… somos amigos.
Javier F. Chento
Versión musicalizada:
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