“No sólo de pan vive el hombre”
(Mateo 4,3-4)
Este texto evangélico y la experiencia en el Camino de algunas Hermanas nos hace ser esperanzadoras, a pesar de nuestra debilidad física, longevidad….he aquí una Hija de la Caridad, sor Rosario de 101 años, de la Provincia España Norte, Albergue Espíritu Santo, Carrión de los Condes (Palencia, España), aprovecha su amabilidad canaria (Arucas) y su buen espíritu vicenciano para conversar con los peregrinos del Camino y ofrecerles su oración. El peregrino, también canario, queda impresionado por la sencillez y profundidad de la Hermana.
Los peregrinos, en un “Ephetá” sin condiciones, nos ofrecen a las Hijas de la Caridad la posibilidad de poder hablarles de corazón a corazón. Todos lo necesitamos, pero el peregrino es quien ya está abierto a la novedad, al misterio, a dejarse interpelar por el silencio que brota de su interior. Está en Camino, en búsqueda, ante tantos interrogantes que anidan en el vacio de su alma, porque el alma profunda es insaciable, siempre se siente insatisfecha, anhela más y más. Cómo diría Newton: «Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano».
En Rabé de las Calzadas, otra Comunidad de Hijas de la Caridad en el Camino, facilitamos que el peregrino se pare, se haga una foto, pero sobre todo que interprete y se cuestione sobre cada uno de los 7 símbolos que siembra el sembrador (como podemos ver en uno de los murales que se encuentra en el camino del peregrino).
Ciertamente necesitamos de ese otro “pan”, si la situación mundial no mejora ante la guerra Rusia-Ucrania, en Yemen, en Mali y en tantos otros lugares de nuestro mundo donde falta la paz y la justicia. El peregrino camina buscando: libertad, amor, paz, justicia, igualdad, respeto a todas las creencias, fraternidad y nuestra presencia puede ser el apoyo para que Dios se haga presentes en sus vidas, como nos lo manifiestan varios peregrinos: “entré en la ermita y no sé qué sentí, lloré…” “Recibí la medalla y algo se estremeció dentro de mi ser”.
Sor María Teresa Saiz, HC.
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