“Llegará el día en que les arrebaten el novio…”
Is 58, 1-9; Sal 50; Mt 9, 14-15.
De nuevo Jesús habla, veladamente, sobre su muerte futura: “les será arrebatado el novio”.
En varias ocasiones Jesús se refiere a la antigua figura de las nupcias: Él es el novio que consuma en los tiempos mesiánicos los desposorios definitivos de Dios con su pueblo, inaugurando la vida como una verdadera “fiesta de bodas”, tiempo de comunión profunda, inicio de un proyecto de vida dichosa y fecunda.
Desde esta reflexión Jesús combate cierto pesimismo sobre la vida del hombre que prevalecía en el pensamiento judío. La Encarnación del Hijo abre, para toda la humanidad, la posibilidad de la esperanza porque inicia algo nuevo, porque el Reino de Dios ya está comenzando, creciendo.
No son tiempos para el pesimismo aunque la vida, los problemas y el egoísmo de los hombres nos quieran convencer de que no hay futuro.
Que nada ni nadie te “arrebate” a Jesús del corazón. Que nada ni nadie te impida soñar y luchar por realizar tus sueños. Mientras “el Novio” esté contigo, de tu lado, compañero de camino, será posible un futuro dichoso.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
0 comentarios