Cuando todo tu mundo cambia

por | Ene 21, 2022 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

Puede ser el momento en que te encuentras con la muerte de tu madre o de tu padre. Te sientes indefenso. O cuando, en cuestión de segundos, tu casa es destruida por un tornado o por las inundaciones. O ese momento en el que vas al médico y te dan un diagnóstico fatal y te dicen que te quedan tres meses de vida.

Todavía recuerdo con claridad cuando se derrumbaron las torres gemelas el 11 de septiembre. En ese momento supe que no sólo mi mundo, sino el de todos, había cambiado para siempre.

Unas 140.000 personas murieron instantáneamente cuando se lanzaron las bombas atómicas sobre Japón en 1945. En el último año, los huracanes, tornados e incendios forestales han costado más de 175.000 millones de dólares en daños. La cifra ha ido aumentando en los últimos años. Hoy en día, la mayoría de la gente es consciente de que nos enfrentamos a la posibilidad de mayores catástrofes climáticas.

Usamos la palabra «apocalíptico» para describir tales eventos catastróficos.

Pero eso no es lo que significaba la palabra apocalipsis en términos bíblicos. Entonces significaba revelar algo nuevo. El Libro de Daniel y la lectura de hoy del Evangelio de Marcos se inscriben en esa tradición.

El objetivo del lenguaje apocalíptico, tal y como se utiliza en las Escrituras judías y cristianas, es sacudir a la gente de su confianza en su forma normal de hacer las cosas y socavar el lugar en el que todos operamos como si estuviésemos «en piloto automático».

El lenguaje del apocalipsis utiliza imágenes impactantes que parecen de ciencia ficción: estrellas que caen del cielo, la luna que se tiñe en sangre. De repente te encuentras en un mundo totalmente diferente. Lo que antes llamabas «normal» ya no se aplica.

«¿No ves que estoy haciendo algo nuevo?»

Todavía lo recuerdo como si fuera hoy. Fue en una Vigilia Pascual a finales de los años sesenta. Era una época de gran agitación social, no muy diferente a la actual. Liz, una estudiante universitaria, proclamó con fuerza el pasaje de Isaías. «¿No ves que estoy haciendo algo nuevo?».

Me senté. Había «escuchado» el pasaje muchas veces antes. Esta vez fue diferente.

Ella miró desde el púlpito, aparentemente a los ojos de cada uno de nosotros. No era Liz a quien oíamos. Era el propio Isaías. En su pasión pude escuchar la frustración del profeta gritando «¡así dice el Señor…!».

En medio de la crisis cultural y religiosa de su cautiverio en Babilonia, el profeta dijo,

“¿No os acordáis de lo pasado, ni caéis en la cuenta de lo antiguo? 19. Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis? Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo» (Is 43,18-19)

Mirando hacia atrás y hacia adelante

En este último año, ¿cuánto hemos avanzado en la comprensión de la maravilla y las implicaciones de esta nueva cosa que Dios está haciendo en nuestras vidas?  ¿Cómo has crecido este último año?

Cuando lleguemos a este punto el próximo año, sabremos que ha sido un buen año si comprendemos y vivimos mejor esta «cosa nueva» a la que Jesús nos está reorientando.

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk

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