María, viviente de la esperanza
¿Dónde estás, amado mío?
Mi corazón llora tu ausencia.
¿Dónde estás, amado mío?
Nada es grato sin tu presencia.
Me has sido arrebatado,
permiso no me han pedido.
Al más amado, me lo han matado,
volverás, Hijo, no te echo al olvido.
La muerte no me borra la esperanza.
Soy tu hermana, sierva, madre,
soy la que en el dolor avanza,
soy la elegida de tu Padre.
Soy la que espera que vuelvas.
Te espera, glorioso, resucitado.
Eres mi querido amado.
En la fe, yo te he esperado.
¡Esperadlo, Hijo, esperadlo!
Está muy dentro de ti.
Vividlo, amadlo, adoradlo,
es lo que de Él aprendí.
Pobre, humano, fraterno,
pequeño, grande, gigante.
Es el Señor, el Eterno;
ponlo, a Él, siempre adelante.
Que arrullado en mis brazos lo tuve,
y en mi vientre dormía su sueño;
Él es el Señor, tu dueño,
en ti está, despierta de tu sueño.
P. Marvin Robles Gamboa CM
Costa Rica.
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