“Se compadeció, porque eran como ovejas sin pastor”
1 Jn 4, 7-10; Sal 71; Mc 6, 34-44.
Escuchamos en el evangelio de hoy el relato de la multiplicación de los panes. El autor sagrado, que no es sólo un reportero externo, sino un testigo de la vida y la salvación que se nos ofrecen en Jesucristo, se permite describirnos los movimientos internos del corazón de Jesús: Se compadeció de la multitud, nos dice; los miró y sintió un profundo pesar; habían caminado mucho para esperarlo en la playa del lago. Seguramente la mayoría era gente del pueblo, sometidos por los tributos, el hambre y la enfermedad; personas acostumbradas a trabajar de sol a sol, habituadas a la escasez y la necesidad. Y ahora los tenía frente a sí; veía sus rostros demacrados y sus miradas esperanzadas.
De esta conexión con los pobres, con su vida miserable, nace el gesto compasivo y generoso de Jesús: les ofrece todo el pan y el pescado que pueden comer, les da en abundancia el alimento material y, con él, hace renacer en ellos la certeza de que Dios se ocupa de sus vidas, de que Dios los ama.
Aunque la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús se celebra en junio, todos los días se nos manifiesta de muchas maneras la riqueza de bondad, amor y perdón que brotan del corazón compasivo del Señor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Francisco Javier Álvarez Munguía C.M.
0 comentarios