«Tomando compromisos»

La preocupación por el alcoholismo se remonta a casi 2000 años antes de Cristo. A lo largo de los siglos se pensó que la gente podía controlarlo simplemente con la fuerza de voluntad… o con la legislación. Hace casi exactamente 100 años esta creencia llevó a la era conocida como «Prohibición». Durante este tiempo hubo un gran énfasis en «hacer el compromiso».

En Estados Unidos, en 1933 una enmienda constitucional puso fin a esta era, aunque bajo presiones muy diversas. El alcoholismo sigue siendo una lacra. La legislación no funcionó. Pero hemos crecido en nuestra comprensión de sus causas y efectos. Lamentablemente, otras formas de adicción (a los opioides y otras drogas) han eclipsado al alcoholismo.

Lo que es diferente hoy es que tenemos una mejor comprensión de los procesos implicados. Ahora nos damos cuenta de que la adicción es más compleja y requiere algo más que hacer un compromiso, o incluso tomar una píldora. En términos demasiado simplificados, el camino hacia la sobriedad requiere un cambio en la forma de pensar (metanoia) y un entorno comunitario de apoyo. En resumen, requiere un cambio sistémico.

¿Qué tiene esto que ver con una «políticas mejores»?

Los obispos de los Estados Unidos instan a un mejor tipo de políticas como respuesta a la invitación del papa Francisco en Fratelli Tutti nº 154. En ella, nos invitan a cada uno de nosotros a modelar este «mejor clase de políticas».

Específicamente, nos invitan a tomar la promesa que aparece a continuación para comprometernos a

• buscar la verdad
  
• construir puentes y
  
• encontrar juntos soluciones que promuevan el bien común.

Esta es mi opinión

Antes de descartar su invitación como un compromiso más, analicemos lo que piden. Al leerlo, veo un proyecto para un cambio sistémico en nuestra forma de pensar. Es casi un «programa de 12 pasos» para la construcción de la comunidad, tal como se prevé cuando nos comprometemos realmente con lo que rezamos en el «Padre Nuestro».

Mientras lo lees imagina el cambio que traería a nuestra comunidad y país si todos nos comprometemos seriamente con este programa de «9 pasos» para cambiar nuestra propia forma de pensar.

ME COMPROMETO:

Caridad

• Afirmar a través de mis palabras y acciones la dignidad de cada persona, cada una hecha a imagen de Dios. Incluso aquellos con los que no estoy de acuerdo están hechos a su imagen.
• Escuchar respetuosamente para comprender experiencias diferentes a las mías.

Claridad

• Examinar críticamente para asegurarme de que mis puntos de vista se basan en la verdad, de que mis fuentes de información son imparciales y de que no me expongo a la manipulación de intereses partidistas.
• Formar mi conciencia a través de la reflexión en la oración, el estudio de las Escrituras y la enseñanza de la Iglesia, y la orientación de expertos acreditados.
• Reflexionar sobre mis propios valores y buscar, junto con otros, la identificación de valores compartidos.
• Estar abierto al proceso de diálogo que puede requerir un cambio de perspectiva —propia y ajena— al servicio de la dignidad inviolable de todos y del bien común.

Creatividad

• Ser un constructor de puentes que participa en un diálogo constructivo basado en valores compartidos, un intercambio mutuo de dones y la humildad de buscar juntos el bien.
• Ver las diferencias de perspectiva como oportunidades para la tensión creativa que puede producir soluciones para el bien común.
• Trabajar con otros para identificar soluciones creativas basadas en nuestros valores compartidos.

La elección es nuestra. ¿Podemos

• vernos como miembros de una misma familia?
• buscar el encuentro y el crecimiento?
• identificar valores comunes?
• escuchar para comprender?
• buscar juntos la verdad?
• encontrar juntos soluciones creativas a los problemas que afronta nuestro mundo?

¿Cómo vas a responder a esta llamada?

• ¿Hay algún paso que creas que no es necesario?
• ¿Cuál de estos 9 pasos te desafiaría más?

Este artículo apareció por primera vez en Vincentian Mindwalk