Jesús volverá al final de los tiempos
Rom 6, 12-18; Sal 123; Lc 12, 39-48.
Una vez más Jesús insiste en la vigilancia: estén preparados, no se distraigan, para que cuando venga su Señor estén listos para darle la bienvenida; porque, se nos dice, el Hijo del Hombre vendrá a una hora que no esperamos. Jesús nunca nos dice que tengamos miedo a su venida, porque él viene a salvarnos, solo nos pide que estemos atentos para descubrirlo y reconocerlo. Sabemos que el Señor viene a nosotros muy a menudo e inesperadamente a través de eventos o de personas.
Jesús nos presenta la vida como una misión. Venimos a la tierra para algo, y ese algo es tan importante que de ello depende la felicidad nuestra y la de otras personas. Ese “dar de comer a la servidumbre” es el testimonio que Cristo quiere que demos. Una misión que lleva nuestro nombre y que nadie más puede hacer. Hemos de descubrir cuál es nuestro camino y cuál nuestra misión.
La salvación del mundo, de los hombres, tiene muchos matices; la gracia es única, pero las formas de alcanzarla son múltiples.
Pidamos al Padre que nos ayude a ser servidores fieles y prudentes.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Guillermina Vergara Macip, AIC México
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