Murieron con olor a santidad

por | Sep 11, 2021 | Confraternidades, Formación | 0 Comentarios


Nicaragua está siendo azotada con fuerza por el coronavirus y los especialistas creen que se trata de la variante delta. A como sea, los cierto es que han muerto muchas personas, incluyendo catorce sacerdotes de la iglesia católica, entre ellos mi primo hermano el presbítero Julio de los Santos Dávila Calero, falleció el 15 de agosto, día de La Asunción de María Santísima, nuestra madre.  El Cardel Leopoldo Brenes tuvo palabras hermosas de agradecimiento hacía el padre Dávila, lo mismo que cada obispo en donde pertenecían los sacerdotes, después de Managua (5), Estelí ha sido golpeado con tres fallecidos.

Igual que la toda muerte de covid -19 de médicos duele, independientemente quien sea porque es una persona que vive para servir, igual los sacerdotes que están para servir a la población de determinada comunidad.  También duele  todas las personas que han muerto por esta terrible pandemia a nivel mundial, una guerra contra la humanidad sin disparar armas de fuego.

Los sacerdotes, una vez concluido el seminario, si lo desean, continúan estudios universitarios para una mayor formación y servir mejor a su iglesia y enfrentar las sectas con mayor claridad.

La forma en que se contaminan las personas varía el lugar en donde esta se encuentre, algunas lo trasmiten por descuido al no protegerse con la ahora muy útil mascarilla, supuesto el alcohol y la distancia. En los hospitales es difícil mantener la distancia cuando las salas de consulta se mantienen llenas, algunas irresponsables, usan la mascarilla hasta la boca no cubriendo la nariz, lo mismo sucede en las iglesias y en todo lugar cerrado, que si sienten que se ahoga lo mejor seria que practiquen en su propia casa, pero que no la lleguen a tirar a la mesa u otro lagar.

Esa irresponsabilidad cuesta vida en todos los lugares donde llegan, pueden matar a su propia familia porque pueden ser portadores asintomáticos.  Algunos artistas de la farándula han cometido este crimen.

Llegar a la iglesia con la mascarilla en la boca, hacer el parapeto de tapar la nariz para comulgar, pero al tocar la mascarilla y llagar con las manos donde el sacerdote, le puede trasmitir el virus en caso que lo ande de manera asintomático. Esto puede suceder en las consultas médicas y otros lugares.

Pero acercarse al sacerdote, al médico u otra persona de esa manera, es un acto criminal, no irresponsable, por eso las medidas de restricción debieran ser mas serias con este tipo de persona, por lo menos retirarlas del lugar donde se encuentran.

El sacerdote no va a retirar a nadie, pero están los laicos, los catorce sacerdotes fallecidos y cuatro en cuidados intensivos comprueba que los sacercerdotes se contaminaron sirviendo a sus hermanos, ellos no murieron con olor a ovejas, lo hicieron con olor a santidad.  El dolor de no asistir al funeral de un familiar es duro, pero solo las personas que lo han vivido lo saben.

Alejandro Calero Dávila,
Integrante de la Sociedad San Vicente de Paúl en Nicaragua,
Conferencia Nuestra Señora de la Luz.

Etiquetas: coronavirus

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