Escribí este poema pensando en la proximidad del fin de la vida, imagino ese momento mirando el cielo donde me encontraré con Dios. Dejaré todo en este mundo pero me llevaré el amor.
Despedida
Enderezo el timón de mi partida
pues voy en un mar que termina en el cielo.
Cargué tantas maletas y ninguna me llevo.
Ya no usé mi dinero ni usé mi buen traje.
Me esperaba un café, me esperaban abrazos,
me esperaba mis perros y una canción en la radio.
Me despido de un pueblo, de mi gorro viajero
y mi plato en la mesa.
Enderezo el timón de mi partida
y suelto el ancla de dolencias y deudas.
Mi fe encontró lo que creía,
mi esperanza encontró lo que esperaba…
y mi amor,
sí, y mi amor se fue conmigo.
P. Pablo González Sandoval C.M
Chile.
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